¿Alguna vez te has planteado el origen de los gusanos de seda en una caja de zapatos? La respuesta está en Andalucía

La tradicional estampa de una caja de zapatos agujereada repleta de gusanos de seda también tiene una explicación en nuestra historia, más allá de la simple casualidad que podamos atribuirle. Y este origen, concretamente, proviene de la etapa andalusí, como narra Miguel Ángel Martínez en su libro ‘Andalucía, tierra de moros y cristianos’.

El libro, entre otras múltiples cuestiones, no para de referenciar y reiterar la cantidad de tradiciones, costumbres, referencias, etc. que, aún hoy, conservamos de estos más de ocho siglos de influencia. Entre otras cuestiones, se encuentra la de los gusanos de seda en cajas de zapatos. La sericultura -cría del gusano de seda- en el reino Nazarí supuso un gran auge económico y social, como indica, a su vez, Ana María Carreño.

Lo que de manera inocente, como la tostada con aceite y azúcar el 28F, los niños y niñas andaluces hacen -o hacían- en su etapa de alumnos de primaria cuando llegaba la primavera, tiene un origen que traspasa el mero acto de contemplación, de cuidado, de responsabilidad, de una pequeña caja de zapatos agujereada, sino que fue una actividad que supuso durante muchos siglos la “seda más codiciada desde Oriente hasta Occidente”.

Según indica Carreño, la cría del gusano de seda se introduce en al-Andalus en el siglo VIII, cuando “un grupo de emigrados sirios, los kaisíes, se establecieron en las vegas de al-Andalus, que aprovecharon para la explotación agrícola. En las alquerías de estos feraces territorios se daba todo tipo de cultivo, teniendo el de la morera una gran rentabilidad, habida cuenta de que estos recién llegados desde Oriente Medio conocían el arte de la sericultura. Los conocimientos necesarios para la obtención de la seda a partir del gusano los habían adquirido a su vez de las poblaciones del Extremo Oriente, fundamentalmente China”.

Fue tal el impacto que supuso la llegada de la industria de la seda a al-Andalus que, desde los estratos sociales más poderosos se empezó a incentivar y trabajar para impulsar esa industria. Los Omeyas, que llegan a la Península Ibérica en el S.IX – X, introducen, además, la industria del tiraz, dedicados a tejidos de lujo. Estas confecciones se destinaron a múltiples usos, premiando, sobre todo, los trajes para los califas y emires, donación como obsequito, trofeo o regalos en conmemoraciones.

Aunque, no fue hasta la época nazarí, según indica Carreño, cuando la seda en Granada “gana en calidad hasta no tener parangón”, encontrando uno de sus principales mercados en Italia. Esta influencia genera en Granada, a su vez, una influencia -valga la redundancia- en las capas tanto rurales como urbanas, con la constitución de gremios dedicados a distintas labores relacionadas con la actividad. De hecho, tal y como explica Carreño, en Granada aún existen calles que conservan nombre con distintas actividades relacionadas con la manufactura de la seda: Tintoreros, Azacayas, Blanqueo, Damasqueros, Caldería, Hileras, Plegadero, Alto, Toqueros, Cuesta de Marañas…

En el caso de Sevilla tuvo su auge en la producción sedera posterior a la conquista castellana, a finales del S.XVI, no solo andaluza sino también de otras partes de Castilla y Aragón, por ser el puerto desde donde se mandaba el producto a las Américas. Que, posteriormente, heredó Cádiz en el siglo XVIII. El negocio de la seda fue variante y cambiante con el tiempo, marcado en un primer momento por la expulsión de los moriscos tras la conquista de al-Andalus y con la devaluación de la industria con el paso de los siglos.

Sin embargo, ese casi milenio donde la industria de la seda jugó un papel fundamental en la zona geográfica que hoy compone Andalucía ha traspasado la historia dejándonos un bonito recuerdo en forma de tradición, donde los niños y niñas, sin percatarse ni ser conscientes de ello, rescatan el cuidado de los gusanos de seda en una caja de zapatos agujereada, como hace más de mil años hicieron los pobladores de Andalucía.

Periodista todoterreno especializado en comunicación política. Tratando de interpretar la actualidad con la mirada puesta en el sur.

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Codirector de Espacio Andaluz.

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