Pese a que todavía un pequeño grupúsculo de la población española sigue reafirmando el presunto valor cultural de la tauromaquia y su afán por ella, la realidad es que esta actividad, que implica infligir sufrimiento extremo y prolongado al toro, goza de una respuesta cada vez más reducida en Andalucía y España y es una amplia mayoría la que considera que de no ser por la partidas económicas que instituciones gobernadas por PP y Vox están dedicando durante el último año -en un intento por revitalizarla-, acabaría claudicando definitivamente.
Este pasada semana, el Gobierno de España y, concretamente, el Ministerio de Cultura obraban un paso más en pos de la extinción del toreo de nuestro país al eliminar oficialmente el Premio Nacional de Tauromaquia del abanico de galardones que designa y entrega la cartera cultural nacional. La decisión, publicada en la mañana del viernes 6 de septiembre en el Boletín Oficial del Estado (BOE) y por la que se modificaba la orden del 22 de junio de 1995, que regula los premios nacionales que otorga Cultura, aduce a la noción de espectáculo basado en la “tortura animal” y al anacronismo de dicha práctica en la percepción social actual: “Determinadas actividades ligadas a la tauromaquia o elementos concretos de las mismas son rechazados por amplios sectores de la sociedad por considerarse una forma inaceptable de violencia contra los animales”, reza el texto.
Su supresión, que ha estado justificada por la necesidad de adaptar estos distinciones “a la evolución del sector creativo y cultural en atención a las demandas sociales”, si bien encontró el día de su anuncio y posteriores fuertes críticas por parte del sector taurino y de los dos grandes partidos conservadores españoles, ha recibido, como era previsible, una rotunda ratificación por parte de la ciudadanía, puesto que ha consignado más del 90 % de “apoyo ciudadano” en la consulta pública protocolaria, en la que hubo un total de 3.300 votos.
Cabe recordar que esta remoción de la tauromaquia de los premios nacionales, toda una victoria animalista y cultural en España y en la comunidad andaluza, viene respaldada, asimismo, del hándicap de que solo un 1,9 % de los españoles y españolas asistió a algún festejo taurino entre 2021 y 2022, según la Estadística de asuntos taurinos, lo que se traduce en una caída de 5,9 puntos respecto de 2019. Ese mismo curso, el número de espectáculos de esta índole descendió drásticamente a 1.546, cuando en 2007 eran más del doble.
Periodista. Magíster en Comunicación Institucional y Política. Pasé por EL PAÍS y Agencia EFE. Codirector de Espacio Andaluz (EA).
