Manu Sánchez es, hoy día, uno de los personajes públicos de la comunidad que mayor andalucismo destila por entre los poros de su piel, sino que el que más. Lo hace, además, ligado a su naturaleza popular, revolucionaria, liberalista -liberalizadora, que no liberal-, como lo hizo, en su día, el propio Blas Infante. Su papel, como lo fue en el primer tercio de siglo el del Padre de la Patria Andaluza, es imprescindible para apelar a la configuración de la identidad andaluza más actual, frente al extractivismo y el expolio que ha sufrido históricamente la tierra andaluza, que incluso lleva a arrebatarles a los andaluces y andaluzas algo tan fundamental como el buen autoconcepto y la autopercepción, y ante la esperanza de justicia para el pueblo andaluz.
El polifacético artista, natural del municipio sevillano de Dos Hermanas, aprovecha cada oportunidad que se le presenta para envolverse completamente en la bandera andaluza y en andalucismo de pro, y no, ahora bien, como los “fascistas”, que “hoy día se visten de todo, hasta de andalucistas”, como él mismo destacaba en la Cátedra ‘4 de diciembre’ celebrada el pasado 28 de febrero en el Ayuntamiento de Sevilla, en la que fue invitado a intervenir por el Día de Andalucía.
Precisamente, el presentador, humorista, escritor o actor, entre otros muchos oficios, rememoró las palabras que pronunció en aquel honorífico evento, para rendir tributo este 10 de agosto a Infante en homenaje al festejo del 88º aniversario de su asesinato “a manos del golpismo fascista” -en la fatídica madrugada del 10 al 11 de agosto de 1936-. En una publicación en su perfil de la red social ‘X’, Manu Sánchez evocó, a modo de discurso, la anécdota, que experimentó de la mano de su hijo en un viaje al pueblo que vio nacer al más icónico de los andalucistas históricos: Casares (Málaga).
Sánchez, convertido, indudable y merecidamente, en uno de las y los andaluces más afamados de la actualidad, invocaba la ilusión que había sentido su hijo al divisar el pueblo infantiano: “Mira, papá, el pueblo de Blas Infante es la bandera de Andalucía”, decía el pequeño. “Todavía se me eriza la piel recordando ese momento. Y pude sentir cómo el tiempo se paró”, reconocía su padre.
El primogénito, aún inocente, desconocía si el difunto Padre de la Patria Andaluza seguiría en su casa, pues la intención del “juntaletras” sevillano era que visitasen el domicilio en el que residía en el pueblo malagueño. Su predecesor, sin embargo, le narraba la triste historia de que ya estaba “en el cielo”. “¿Y por qué lo mataron, papá”, preguntaba su hijo. “Por pensar diferente”, respondió el artista, al que le siguió una sentencia contundente de su muchacho: “Eso no se hace, papá, las personas pueden pensar distinto”.
El ilustre andaluz quiso, además, acompañar el vídeo de sus citas aquel día con un texto en el que apelaba a que “no olvidemos nuestra historia” y claudicar lo publicado con un deseo netamente andalucista: que “ojalá esté cerca el día en que se levante La Giganta”.
Periodista. Magíster en Comunicación Institucional y Política. Pasé por EL PAÍS y Agencia EFE. Codirector de Espacio Andaluz (EA).