Granada volverá a sufrir, otro año más, como ya ocurriese en 2023, los estragos de los recortes sanitarios implementados por la Junta de Andalucía. Los centros de salud que consigna la provincia andaluza oriental cerrarán sus puertas durante las tardes del mes de agosto, una medida que este año se prolongará hasta comienzos del mes de octubre.
Ya advertían las organizaciones sindicales que sería un verano “muy difícil” en la sanidad pública andaluz, especialmente en territorio granadino, tras la presentación, en junio, por parte de la Consejería de Salud y de su entonces consejera, Catalina García -ya revocada-, el Plan de Verano 2024, y así lo está siendo, pero aún más lo será tras la entrada en vigor de la mencionada medida.
Durante lo que va de período estival, la “desatención sanitaria”, como han denunciado colectivos del sector y partidos de la oposición, que ha padecido Granada ha sido destacada: recortes de unas plantillas, ya de por sí “muy deficitarias” y que “están agotadas” -que han provocado un aumento de bajas por enfermedad a causa del estrés y la ansiedad-, “sustituciones ridículas”, “pérdida de horario y días de atención en los consultorios”, “reducción de horarios de urgencias” y “colapso” en ellas, entre otras muchas patologías.
Precisamente para este último de los servicios, el de urgencias en atención primaria, la llegada del mes de agosto propiciará que se acentúe su malestar puesto que, por un lado, serán clausurados a las ocho y, por otro, se retrasarán, en dos horas, su hora de apertura.
Periodista. Magíster en Comunicación Institucional y Política. Pasé por EL PAÍS y Agencia EFE. Codirector de Espacio Andaluz (EA).
