Dolores, madre y anciana de 95 años, esperaba en una camilla del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla a que una ambulancia la trasladase a su domicilio al haber sido dada de alta tras ingresar aquejada de un cuadro de vómito. El 22 de agosto, los médicos concluyeron, tras atenderla, que debió comer algo en mal estado pero que tenía las analíticas “de una niña” y todos sus órganos funcionaban perfectamente. El mal estado del soporte en el que aguardaba su regreso quiso, sin embargo, jugarle la peor de las pasadas.
De manera repentina, la barandilla de la camilla se soltó y la mujer cayó, con la mala fortuna de que el golpe que se dio le provocó un derrame cerebral que, posteriormente, le condujo a la muerte. Desde la unidad de Anatomía Patológica confirmaban este trágico destino: “Ha fallecido por el derrame cerebral que le causó la caída y el golpe que se dio”, confesaba su hija Ángeles a diario Público.
La propia neuróloga aconsejó a sus familiares realizar la autopsia porque “esto no podía quedar impune”. Su círculo cercano, abatido por el suceso, ya se ha puesto en contacto con la asociación Defensor del Paciente para pedir asesoría jurídica. La presidenta de la organización, Carmen Flores, ya ha confirmado que está dispuesta a elevar el caso a la Fiscalía de ser necesario. El objetivo principal de la denuncia es “que esas camillas tercermundistas dejen de estar en funcionamiento en la sanidad pública de Andalucía”, condena su hija, quien ha criticado también que el sistema sanitario público andaluz “esté cada vez peor” y que “los usuarios estemos siempre protestando, pero nuestras quejas no transciendan más allá”.
Periodista. Magíster en Comunicación Institucional y Política. Pasé por EL PAÍS y Agencia EFE. Codirector de Espacio Andaluz (EA).