Andalucía está viviendo, al igual que partes del resto de España, una asoladora oleada de incendios que golpean con fuerza uno de nuestros bienes más preciados, en este caso, nuestro patrimonio cultural. Con el recuerdo vivo de la Mezquita de Córdoba ardiendo en nuestra retina, el pasado lunes un nuevo incendio en Tarifa (Cádiz), alertó sobre las posibles consecuencias que este pudiera tener.
El fuego fue declarado en el paraje de la sierra de la Plata, en Tarifa, y ha obligado a desalojar a más de 2.000 personas de la zona de las playas, alojamientos turísticos y viviendas próximas a las inmediaciones de la playa de Atlanterra.
La Junta de Andalucía y el dispositivo para el control y extinción del fuego habilitaron varios puntos para las personas evacuadas: el polideportivo del colegio Miguel de Cervantes (con capacidad para albergar a 200 personas) y la iglesia Nuestra Señora de Carmen (con capacidad para 100 personas) para acoger a las personas que habían sido evacuadas y donde han pasado la noche un total de 276, que han sido atendidas por personal de Cruz Roja, Protección Civil e Emergencias 112 Andalucía.
El objetivo, según explicó el consejero de Presidencia de la Junta de Andalucía, Antonio Sanz, era evitar la propagación de las llamas hacia la zona turística y urbanizada, por lo que se desplegó un amplio dispositivo en la zona.
El operativo ha contado con 14 medios aéreos, incluyendo helicópteros semipesados y pesados, aviones anfibios y de carga en tierra, y una aeronave de coordinación. Por tierra, trabajaron cinco vehículos autobombas, brigadas de refuerzo, grupos de bomberos forestales, técnicos de operaciones y agentes de Medio Ambiente, además de unidades especializadas en análisis y meteorología

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