La mascota Curro de la Expo'92 durante el día de su presentación en sociedad en Madrid, el 14 de marzo de 1989. Cumple 35 años Curro

35 años de Curro de la Expo 92: la icónica mascota cumple tres décadas y media desde que fuese presentado por primera vez en sociedad

Nostálgica para una cantidad ingente de andaluces y andaluzas, la icónica mascota Curro cumple 35 años desde que fuese presentado el 14 de marzo de 1989 en el Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, por primera vez, en sociedad, como uno de los símbolos de la Exposición Universal de 1992, celebrada en Sevilla. Curro, un pájaro blanco de patas elefantadas y cresta y pico iluminados con los colores del arcoiris, hacía su primera ‘aparición pública’ de la mano de su creador, el ya extinto ilustrador de origen checo Heinz Edelmann, y del propio comisario general de la Exposición, Manuel Olivencia.

En un acto escueto, breve y todavía poco universal, la mascota irrumpía de manera inédita en una reproducción en tres dimensiones y en una película de dibujos de gran calidad artística para la época. «Es orgulloso, seguro de sí mismo. Se trata de un pájaro de buena presencia y que ha tenido la suerte de tomar parte en un gran acto. Es inquisitivo, muy curioso. Por descontado, le encanta descubrir cosas. Le gusta tanto que le hace parecer curioso. Lo suficiente como para estar siempre metido en problemas», aseveraba el propio Edelmann sobre la criatura, según narran desde Asociación Legado Expo Sevilla, que acompañó todos los actos de la Expo’92.

Bocetos de Curro, la mascota de la Expo'92 durante el acto de presentación el 14 de marzo de 1989 en Madrid.

Inofensivo, bueno, idealista y lleno de vitalidad, Curro fue concebido por el artista centroeuropeo en homenaje a uno de sus amores: un viejo chihuahua llamado Francis, hacia el que sentía auténtica veneración. El largo penacho de plumas simbolizaría la Expo, el mundo de las ideas, de los descubrimiento, y su larga nariz de cinco colores, haría lo propio con el arcoiris, bajo el que el dibujante y la mascota situaban un mundo más unido que nunca. Curro quería volar por los cinco continentes, moverse con libertad y evadir todo protocolo para llegar a los corazones de pequeños y mayores, de famosos y de anónimos.

Su magia, precisamente, de la que hasta 18 millones de personas diferentes, la que acumuló el afamado evento, disfrutaron, sería la misma que le haría sacar, al final de esta primera jornada de eclosión pública, de un inexistente bolsillo la popular esfera roja y amarilla, logotipo de la Exposición Universal, y los números ‘9’ y ‘2’, y que, posteriormente, con una voltereta y un grito muy similar al del pájaro loco, le permitiría despedirse de la pantalla, aquel día, entre aplausos.

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