Cristian López DomínguezLas 12:33 horas. Esa fue la hora exacta a la que, según detalló el propio presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, «desapareció súbitamente» el 60 % de la demanda sin que todavía se sepa con certeza (y expertos aseguran que no se sabrá con exactitud, por mucha rumorología que haya, hasta próximas semanas) la causa que originó esta colapso masivo. Una pérdida de hasta 15 gigavatios de forma repentina que provocó la caída absoluta y progresiva del suministro eléctrico en toda Andalucía y en el resto de la Península Ibérica (siendo registrada también en otros tantos países europeos).
El brusco cero energético reportado entonces y que fue apagando paulatinamente el abastecimiento eléctrico de todos los hogares, negocios e instituciones andaluzas y españolas propició que se viviesen estampas que retrotrajeron seguro a los ciudadanos y ciudadanas al escenario pandémico testimoniado hace unos años, donde la incertidumbre y el nerviosismo, muy especialmente en aquellos barrios, municipios y localidades donde el suministro de luz no llegó a recobrarse hasta bien avanzada la jornada (e, incluso, la madrugada), se apoderaron de muchas familias.
De hecho, la presencia de andaluces y andaluzas en los balcones y terrazas de sus hogares buscando un halo de luz que pusiese algo de iluminación a la óptica (y al aciago día) recordó importantemente a aquellas jornadas de pandemia en las que estos y estas se acomodaban en estos mismos para hacer más ameno el día a día. Y la efusiva celebración advertida al ver cómo el suministro energético volvía a sus domicilios evocaba a los instantes de aplausos a los sanitarios o a los juegos y actividades colectivas planteados entre balcones y balcones a la distancia.
Foto: @juanmafdez, en ‘X’
Periodista. Magíster en Comunicación Institucional y Política. Pasé por EL PAÍS y Agencia EFE. Codirector de Espacio Andaluz (EA).