Los fallos del SAS de Juanma Moreno en el cribado del programa de detección precoz de cáncer de mama por el que no se habría comunicado en meses e incluso un año a muchísimas mujeres andaluzas que sus primeras pruebas diagnósticas eran «sospechosas» o incluso «contundentes» de ser finalmente tumorales, ya no son simples «errores de comunicación»: son un verdadero escándalo público, social y sanitario.
La Administración andaluza, dirigida por el Partido Popular, ha elevado hoy la cifra de andaluzas con pruebas de cáncer de mama dudosas (es decir, en las que podría existir la enfermedad oncológica) hasta las 2.000. La propia cartera sanitaria, en un «circuito preferente» que se ha visto obligado a improvisar para atender a todas las posibles afectadas, ha activado este jueves un servicio de llamadas telefónicas individuales a todas estas mujeres cuyas pruebas médicas son inciertas.
Lo más sorprendente es que esta nueva cantidad de posibles afectadas deja en funestísimo lugar la primera aproximación que diera la propia consejera sanitaria, Rocío Hernández (de la que la oposición reclama su inmediata dimisión), que habló de que eran «dos o tres casos puntuales» tras conocerse los testimonios de varias de estas mujeres andaluzas damnificadas.

Periodista. Magíster en Comunicación Institucional y Política. Pasé por EL PAÍS y Agencia EFE. Codirector de Espacio Andaluz (EA).