Joaquín Francisco Castillo Eslava
La semana pasada, según The Economist, la economía española se sitúa en los más alto del ranking en una clasificación que lo compone las 37 economías de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), tras analizar el desempeño del último año. La publicación también pone en relieve el resurgimiento, como el ave fénix, de los llamados PIGS (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España). Países que os sonará de la crisis inmobiliaria del 2007 donde Grecia no acabó muy bien y tuvo que ser rescatada. Bueno, pensándolo bien, ningún país periférico de la Unión Europea terminó con buenos datos socioeconómicos.
En esta línea, seleccionar a España como la mejor economía responde a cinco indicadores macroeconómicos y financieros: el Producto Interior Bruto (PIB), la inflación, el desempleo, el déficit público y el desempeño bursátil. Asimismo, tras un estudio realizado, en el tercer trimestre de este año con el último del 2023, el país español ha sido condecorado con tal distinción. Además, pone de manifiesto, con el renacer económico de los PIGS, siempre menospreciado por los territorios del norte, que los países del sur toman la iniciativa. Sin embargo, ¿esto realmente es así? ¿Los países del sur están comandando socioeconómicamente a los países del norte de la UE?
Primeramente, es imaginable pensar cómo deben estar los partidos de la derecha y extrema derecha al conocer que España ha sido obsequiada con ser la mejor economía de la OCDE por una revista neoliberal; es decir, tendrán el cerebro totalmente escacharrado.
Posteriormente; Uno: los países del sur no están, ni mucho menos, capitaneando la economía de la UE; y, dos, España será la mejor economía del 2024 por que están atendiendo a unas variables, no menos importantes, totalmente cuantitativas que no responder a saber, entre otros asuntos, si los trabajos son de calidad o no, o si la sociedad tienen acceso a la vivienda.
Y, claro, España será la mejor economía del 2024 pero, eso sí, apoyado por una nación andaluza abandonada a su suerte. Es decir, lo que se conoce hoy como “neocolonialismo” en mayúsculas. Hablando más coloquialmente, que un territorio del norte viva de categoría a costa de expoliar a todo un pueblo del sur dejándolo sin, apenas, oportunidades.
En este sentido, me interesa más el informe de Pobreza Sur 2024, Colegio de Economistas y el estudio de Javier Soria, El ascensor social en España que el trabajo, sin menospreciarlo, de la revista The Economist puesto que muestra una realidad más certera del país andaluz.
Tres elementos explican la situación actual andaluza que como señala la Red Andaluza de Lucha contra la Pobreza y Exclusión Social (EAPN-A) el 38,7% de la población andaluza está en riesgo de pobreza y/o exclusión social. Esto pone de manifiesto, nada más y nada menos, que “uno de cada tres familias andaluzas (1d3)”, aproximadamente, son desiguales con todo lo negativo que esto implica socioeconómicamente, y ya no sólo Andalucía sino para cualquier nación que posea tal desastroso dato.
El primer pilar está relacionado con la productividad debido que es un indicador clave que nos enseña porqué nuestro sistema socioeconómico es inequitativo y porqué nuestra gente resulta ser desigual; es decir, este indicador nos explica adecuadamente casi todo nuestro 1d3andaluz.
Esta variable indica que en función de los recursos productivos que posea un territorio, este tendrá la capacidad de generar una serie de productos. En este caso, debido como estén estructurados las infraestructuras, el capital financiero, la iniciativa empresarial, la formación y educación; es decir, dependiendo de la estructura socioproductiva que abarque una región sus productos tendrán mayor o menor contendido tecnológico.
Poseemos el penúltimo peor dato del territorio español con respecto al índice de competitividad regional (2023), según Economistas Consejo General. Este dato pone en notoriedad que vestimos las peores cifras de productividad. Dicho de otra manera, apenas tenemos industrias, las empresas que generamos no son innovadoras, y los productos que exportamos no ofrecen gran valor tecnológico. En este caso, al no ofrecer productos de alta tecnología, el mercado laboral que ofrecemos, generalmente, es de subalternidad y la relación real de intercambio, cociente entre el precio de las exportaciones y el precio de las importaciones, es ridícula.
Paralelo a lo anterior, la globalización nos lleva a un laberinto sin salida y, de seguir así, sin retorno, ya que no producimos productos de alto contenido tecnológico provocados, entre otros motivos, por la continua deslocalización. Esto proyecta que nuestras relaciones con el comercio internacional son las que son; es decir, las de producir tomates, llevar bandejas y especular con cualquier activo inmobiliario mientras que otras naciones fabrican coches, ordenadores e inteligencia artificial. A partir de aquí, podemos intuir qué balance comercial tiene Andalucía con respecto al mundo.
Desde la Unión Europea, apoyado por el centralismo estatal, se manifestó, en nombre del progreso, la siguiente consigna desarrollista: “si nos especializamos en sectores económicos como el sector servicio (mayoritariamente, construcción, turismo, agricultura y rentismo) llegaremos a un crecimiento económico que provocará un efecto goteo a toda la población”. Sin embargo, después de más de cuarenta años de Constitución Española, más de treinta años de UE y más de veinte años de la emisión de la moneda única (Euro) Andalucía se sigue mostrando al mundo con un gran 1d3andaluz.
El segundo pilar son los datos que nos facilita la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA). Destacamos los siguientes: Andalucía, la tierra con mayor número de desahucios según datos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ); según Idealista Andalucía es donde más ha crecido el alquilar en los últimos doce meses.
Seguimos con datos que hacen ver que España va como un cohete, pero claro, con el permiso de la desigualdad andaluza. Según Save the Children, en el año 2023, somos la nación de los niños y las niñas con las barrigas vacías puesto que tenemos un 46,8% (593.259 niños y niñas) de pobreza infantil en el año 2023 y un 16,2% de pobreza infantil severa; un 57,6% de los hogares monoparentales está en situación de pobreza; el 13,3% de los niños y niñas no pueden permitirse comer proteínas dos veces a la semana; el 23,9% de los niños y niñas andaluzas vive en hogares sin temperatura adecuada; el 19,5% de la infancia vive en Andalucía en hogares con problemas con la hipoteca o alquiler; en 4 de cada 5 casos la pobreza se hereda generación tras generación en Andalucía.
Más datos. Según la Agencia Tributaria, en el año 2023 de los 16 municipios más pobres del Estado Español 11 son andaluzas; según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) en el año 2023 de los quince barrios más pobres de España diez son andaluces; y, también dato del INE del año 2023, de los quince municipios con menos esperanza de vida nueve son andaluces. Entre ellas Cádiz (capital) la ciudad más antigua de occidente.
Y el tercer pilar trata sobre el estudio de Javier Soria donde destaca que de las diez últimas provincias españolas con peor ranking en temas de movilidad social ocho son andaluzas. Esto significa que una persona que resida en Andalucía tiene muy complejo mejorar su situación social; es decir, no tiene, apenas, oportunidades socioeconómicas para encontrar su bienestar.
Por tanto, estos tres pilares, que subraya una Andalucía poco productiva que provoca, a su vez, unos desalentadores resultados relacionado con la pobreza y esto visualiza una situación dramática de no generar posibilidad alguna en mejorar tu posición social puesto que las oportunidades que existen son pocas o de muy baja calidad; es decir, la movilidad social es nula. Asimismo, la conclusión es que Andalucía vive una perpetua desigualdad.
Esta desigualdad se atribuye a factores como la expoliación de nuestros recursos y de provocar una ausencia total de los sentimientos andalucistas hasta tal punto que no existe ningún diputado y diputada andalucista en el Congreso de Diputados; siendo, además, la nación que más dota de miembros a tal institución (61). De igual manera, las reglas del juego son claras: si no estás en la configuración y negociación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) simplemente no existes; y la inversión que llegue a tu territorio será vinculados a los empleos de poca calidad, a las pruebas me remito. Así que, expoliación de recursos más quebranto del sentimiento por tu matria es neocolonización con todas sus letras.
Para abordar esta situación de desigualdad andaluza los andalucistas nos tenemos que unir con la premisa de quien considera que el andalucismo debe estar en el Parlamento español, ya que es una herramienta clave para mejorar la vida de las andaluzas y los andaluces, pertenece al equipo. Eso sí, con la línea roja de la defensa a ultranza de los servicios públicos (educación, sanidad y servicios esenciales). De lo contrario, solo seremos una nación de mendigos y mendigas; es decir, de miserables que sólo aspiran a la triste oportunidad de la limosna.
Por todo lo anterior, la economía española va ‘como un tiro’ pero, obviamente, con el apoyo incondicional de la maldita desigualdad andaluza.
#noal1d3andaluz
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