‘El Carnicero de Andalucía’. Ese es el pseudónimo con el que la viva historia andaluza conoce al golpista Queipo de Llano, criminal de guerra durante el alzamiento militar y que se fue a la tumba en su cortijo de Gambogaz (localizado en el municipio sevillano de Camas) con nada menos que 45.000 asesinatos en tierras andaluzas en su haber.
En estos meses estivales, es imperdonable que la actualidad vuelva a recobrar aquel esperpéntico episodio en la historia de España y dignifique la memoria de tantos y tantas que perecieron solo por el hecho de pensar diferente, de desear una sociedad y un gobierno democráticos o de tener una determinada orientación sexual.
Precisamente, sobre el mismo Queipo de Llano, que fuera exhumado definitivamente en noviembre de 2022 de la Basílica de la Macarena sevillana tras estar enterrado con honores durante décadas en el templo, habló directamente un extrabajador que desde que tenía 15 años se empleó para él justo en el citado cortijo camero, del que el sanguinario dirigente se apropió indebidamente en lo que muchísimas voces califican de auténtico «expolio».
Floreal Reina, como así se llama este veterano exempleado de Queipo, relató el pasado mes de abril para el programa Equipo de Investigación (La Sexta) cómo el infame golpista repetía una y otra vez su ya afamada cita de «Dale café». «Cuando cogía un prisionero, ¿tú sabes lo que decía?», le interpelaba a la entrevistadora del espacio. «Le daba café. Dale café. ¿Sabe lo que era café? Un tiro en la barriga. Esa era la norma de Queipo de Llano», sentenciaba Reina.
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Periodista. Magíster en Comunicación Institucional y Política. Pasé por EL PAÍS y Agencia EFE. Codirector de Espacio Andaluz (EA).




