Andalucía invocará este domingo en Málaga -en una marcha anticipada- al 4 de diciembre de 1977, a la movilización masiva que más de 200.000 malagueños y malagueñas -para un total de más de millón y medio en toda la comunidad andaluza- protagonizaron aquel día para reclamar al Estado español un estatuto de autonomía que reconociese la singularidad como ‘nacionalidad histórica’, y a uno de los ‘mártires’ del andalucismo histórico -como también lo fue en su momento el reconocido Padre de la Patria Andaluza, Blas Infante-, el joven malagueño Manuel José García Caparrós, asesinado a manos de la dura represión policial abierta durante esa ya simboliquísima efeméride.
Lo hará, en la que se espera que sea una macromanifestación que discurra a partir de las 12 h desde la Plaza María Guerrero de la capital costasoleña, hasta la calle que lleva precisamente el nombre del difunto trabajador malagueño de la fábrica de Cervezas Victoria y sindicalista, cuyo entierro, al que acudieron no menos de 30.000 personas, puso fin al estado de excepción declarado en la ciudad durante varios días desde los graves incidentes provocados por la dureza de las autoridades policiales -disparos de arma, botes de humo, balas de gama y porras, inclusive-.
Andalucía saldrá este domingo a las calles malagueñas con con el mismo espíritu que lanzó a la cuarta parte de la población que registraba la comunidad en 1977 (6,3 millones) a tomar las ocho capitales autonómicas, movida por sus corazones, por la autoconciencia de saberse pueblo, de poseer una identidad cultural y social que solo define a los andaluces y andaluzas, y con la firmeza de desear más que nunca (aunque ese afán sigan recubriéndoselo de decenas de, a la postre, insuficiencias) de instrumentos políticos que le doten de verdadera soberanía y autonomía; para que “la tierra más rica del mundo”, como parafrasea el antropólogo, intelectual y andalucista Isidoro Moreno (Sevilla, 1944), no sea “la de los hombres” y mujeres “más pobres”, y solo el pueblo andaluz mande y acabe con su hambre.
En pleno aura de la que es concebida como la cuarta etapa del andalucismo histórico, los andaluces y andaluzas se concentrarán pues en tierras malagueñas con el deseo aún intacto de ser lo que fueron y con la imperiosidad todavía de pedir tierra y libertad, algo que pasa por transformar el capital social y cultural que atesora el territorio en un engranaje político que abogue por la autogestión y por demandar en Madrid que el extractivismo, el expolio y las condiciones más que desventajosas en materia de financiación y división territorial del trabajo cesen cuanto antes y de una vez por todas.
Periodista. Magíster en Comunicación Institucional y Política. Pasé por EL PAÍS y Agencia EFE. Codirector de Espacio Andaluz (EA).