23 eternas horas en sala de espera. Desde las 11:00 horas del lunes 20 de enero y hasta las 10:00 horas del martes 21. Ese fue el interminable intervalo de tiempo que se vio obligado a aguardar un paciente onubense en el Hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva hasta ser ingresado en una habitación.
Un «día entero», como denuncian sus familiares, pese a que José Jesús Blas, de 51 años de edad, está trasplantado, tiene amputada su pierna izquierda, es diabético y presenta la enfermedad endémica (de naturaleza hereditaria) de Andrade (también conocida como ‘mal de Andrade’), una afección genética que incide sobre el sistema nervioso periférico. Un cuadro pluripatológico que, sin embargo, no le impidió tener que permanecer casi 24 horas esperando en urgencias ante la falta de sillones y camas de hospitalización disponibles en este hospital onubense.
José Jesús acudía junto a su esposa, Cori, aquejado de una infección en la pierna derecha, por la que «tiritaba» con «39 de fiebre», y ante la que le hicieron analíticas por ser un paciente de alto riesgo. No sabían que tras estos primeros exámenes, les tocaría esperar desde por la mañana, cuando se habían acercado al Juan Ramón Jiménez, y hasta la noche para tener noticia alguna. «Hasta la medianoche, cuando le dicen que tienen que ingresar, estuvimos sin recibir ninguna noticia», denunciaba su pareja (días después en el diario Huelva Información), que no sabía que tras este aviso y ante la indisponibilidad de recursos tendría que hacer frente a otra verdadera «pesadilla» (como la calificaban después).
Cori, como relataba, tuvo que «tumbar» a su marido «en las sillas» porque, ante el cuadro febril que sufría, «no aguantaba ni en la silla de ruedas». Una horrible situación que quiso inmortalizar con una fotografía. Fue a las 03:00 h cuando le ofrecieron una camilla para al menos poder recostarse y «no fue hasta las 04:00 h» cuando consiguieron «estar en una esquinita en Mínimos».
Foto: Huelva Información
Pero la «indignante» y «angustiosa» experiencia de José Jesús y de su pareja no cesaría ahí, puesto que amanecería del mismo modo, y no sería hasta las 10:00 h de la mañana cuando pudiese entrar finalmente en una habitación en la que ha estado hospitalizado, como mínimo, hasta estos días atrás. «Yo no sabía qué más hacer para conseguir una cama», lamentaba su mujer, que, al mismo tiempo, quiso agradecer la «buena disposición de los sanitarios, que nada tenían que ver», señalando exclusivamente a la sobrecarga y a la falta de personal y recursos que padecen en este hospital choquero, una máxima que viene repitiéndose desgraciadamente durante los últimos años en los hospitales y centros médicos de Andalucía ante la paupérrima gestión sanitaria desarrollada por el actual Gobierno de la Junta.

Periodista. Magíster en Comunicación Institucional y Política. Pasé por EL PAÍS y Agencia EFE. Codirector de Espacio Andaluz (EA).