BCT Nuestra Señora del Sol
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‘Hermandades como símbolo de colectivización en Andalucía’

12 Abr, 2025 · 08:29h

Por Rocío Lorenzo Maestre

Cuando me empecé a interesar por la política, allá por el inicio de la adolescencia, era una época en la que también estaba muy interesada en una de las grandes fiestas de Andalucía, la Semana Santa. Pero en la izquierda nacional me encontré con un rechazo a esta fiesta, ya que, siendo de izquierda, no puedes ser cristiano ni participar en ninguna de las fiestas de tradición cristiana; sentía que me estaban haciendo elegir.

Dicen que la Semana Santa consiste en el paseo de muñecos a los que se les viste con un ajuar millonario en lugar de dárselo a la gente que lo necesita, pero mira por dónde: no veo a nadie de la izquierda española criticando Las Fallas, en las que también se gastan una millonada en las diferentes fallas para luego quemarlas.

Entonces, el problema no es el gasto de dinero ni los efectivos públicos que tienen que trabajar para que estas fiestas sucedan sin altercados; el problema viene de las colonizadoras que se sienten superiores intelectualmente a las colonizadas.

Como en la «Capital», se sienten liberadas de un pasado en el que se obligaba a la religión católica, apostólica y romana, por lo que piensan que en Andalucía nos hemos quedado estancadas en esa época de religión, fueros y latifundios.

Pero a la Semana Santa de Andalucía le quedan los últimos coletazos de esa España rancia; no podemos decir que se han eliminado por completo, porque sería autoengaño; todavía quedan caciques y hermanos mayores de hermandades con pensamientos retrógrados. Pero, como hemos dicho, son los últimos coletazos.

Desde sus orígenes, las cofradías y hermandades han tenido un carácter social. Un ejemplo es la Hermandad de Los Negritos en Sevilla, fundada en 1393, que, como narra Isidoro Moreno en su libro La Antigua Hermandad de los Negros de Sevilla: Entidad, Poder y Sociedad en 600 años de Historia, fue creada para dar asistencia social a esclavos y libertos negros, donde trataban de liberar a los hermanos que todavía eran esclavos. Se les permitía participar en cultos o actos que otras hermandades y cofradías no les permitían.

Otros ejemplos son la multitud de hermandades denominadas «de los gitanos» que existen a lo largo de la geografía andaluza, que fueron creadas como espacios de expresión religiosa y cultural en una época en la que la comunidad gitana era perseguida. La Hermandad de los Gitanos de Sevilla fue fundada tras «La Gran Redada» de 1749, un intento de exterminio de la población gitana ordenado por el Rey Fernando VI.

Tras la Guerra Civil, como sabemos, muchas personas de pueblos pequeños emigraron a las ciudades en busca de un futuro próspero, por lo que se crearon muchos barrios obreros en las grandes ciudades andaluzas, como Sevilla, Granada o Málaga, donde estas familias se asentaron. En cada uno de estos barrios se fundaron hermandades, donde las personas se colectivizaban y podían empezar a construir un sentimiento de pertenencia al lugar donde vivían, construir una identidad propia. Son el caso de las hermandades del Polígono San Pablo o del Cerro del Águila, ambas en Sevilla.

Fue también en esos momentos y hasta nuestros días cuando las personas del colectivo LGTBIQ+ han encontrado refugio, ya que han sido de los pocos lugares donde no se nos ha insultado ni menospreciado por el mero hecho de ser quienes somos. Como dicen en el documental Dolores Guapa, las hermandades y cofradías han sido y son un sitio donde no te juzgan por tu identidad, ya que si trabajabas para la hermandad, te aceptaban y, además, hacías que la percepción que tenían sobre las personas del colectivo cambiara.

Gracias también a la temprana aceptación, cuando en otros sitios no lo éramos, hizo que más personas del colectivo participaran activamente en las labores de estos espacios, conociéndose y creando una red de apoyo fundamental.

Las hermandades tienen mucho más trasfondo que sacar un paso o trono a la calle en Semana Santa; siempre han sido y son refugio de las disidencias sociales y colectivización de vecinos, que poco tiene que ver con la Iglesia rancia que desde España creen ver.

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