Quousque tandem abutere, Catilina, patientia nostra, pronunció el afamado Senador romano Marco Tulio Cicerón ante el recién destapado golpe de Catilina, que buscaba alzarse con el poder absoluto de Roma.
El pasado 13 de noviembre cuál fue mi sorpresa cuando sentado ante la mesa de mi escritorio, me perturba abruptamente de mi bienestar una notica que pude leer en mi teléfono móvil: ‘Solidaridad, el Sindicato de Vox, convoca huelga general para el 24 de noviembre’. Para empezar, me percaté de tres erratas en este titular que, más parecido a una novela de Agatha Christie, parecía una comedia de Mortadelo y Filemón. Ni es solidario, ni es un sindicato, ni lo convocado es algo parecido remotamente a una huelga general (entre comillas). Dicho con otras palabras, esa huelga general (entre comillas) es de seria a lo que Blas Piñar es para la democracia.
Mi indignación fue absoluta al pensar en el insulto, que esa convocatoria supone, a todas esas personas que hemos hecho huelgas generales por una causa digna, noble y justa. Pero más indignación siento al pensar en lo más bajo que un partido puede caer. El partido de Moreno Bonilla no solo le baila el agua a estos, sino que es un partido que también sigue pensando en blanco y negro. Seguimos sin darnos cuenta que el estado de España está compuesto por diferentes pueblos, con culturas diversas, estilos de vida diferentes, e incluso climas contrapuestos.
En nuestra Andalucía, tenemos formas dialectales distintas que hacen que nuestra Tierra sea rica en sonido de fonemas, con diferentes significados de palabras como “angustia” (que en Andalucía oriental significa tener nauseas, mientras que en la parte occidental significa ansiedad), y sí, hasta conocemos la misma cosa con nombres distintos: en la zona oriental andaluza un tipo de pájaro silvestre se conoce como colorín, en la occidental en cambio se conoce como jilguero.
Andalucía es un pueblo, y como tal se comporta. No tengamos miedo a ver una realidad social que desde la derecha siempre ha sido negada. Por muy regionalista que Moreno Bonilla se perciba, bien que claudica frente a su partido que si por algunos de sus compañeros fuera, buscaban la vuelta del centralismo español. Por no hablar del solitario (que no solidario) compañero de equipaje que se ha buscado en el Congreso de los Diputados.
Convocar una huelga general (entre comillas) contra la amnistía y contra el presente gobierno es una deshonra para muchas personas que lucharon por una Andalucía libre. Se está luchando contra algo tan necesario como fomentar una convivencia ciudadana y solucionar una brecha histórica-social que desde muchas generaciones hemos arrastrado. No hay que hacer una amnistía por salir del paso, sino hacerla con la mayor de las convicciones posibles pues, la única alternativa a solucionar un problema histórico en España y de sentimientos tan arraigados como los movimientos periféricos nacionalistas es el diálogo, la escucha y el acuerdo.
La amnistía no solo debe ser necesaria, debe ser prioritaria para solventar un conflicto más potente que es el que atañe a la composición de los pueblos de España, entre ellos, el nuestro, el andaluz.
Un debate sobre el modelo de convivencia siempre es positivo, pues decía un euskalduna (vasco en euskera) que enseñaba castellano en la universidad: ‘renovarse o morir’, Miguel de Unamuno. Y que, por cierto, redundando en el Antiguo Imperio Romano, he de decir que por más veces que lo intentara nuestro amigo Lucio Sergio Catilina, ninguna de ellas pudo con la archiconocida República romana.
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