Psicología como auxilio del homo oeconomicus

La psicología puede ser el parche salvavidas del homo oeconomicus perpetuado por un sistema
neoliberal durante décadas. A la par de este inicio contundente, recalcaría como un elemento crucial tanto en esta legislatura como en las subsiguientes la apuesta por las plazas PIR en nuestro país. Así pues, la existencia de 6 psicólogos por cada 100.000 habitantes es un irrebatible atentado contra la integridad de todos y todas las españolas, más aún, cuando el suicido se ha convertido en la primera causa de muerte en los menores de 30 años.

Dicho lo cual, sería reduccionista referirse a los problemas de salud mental desde una visión biomédica o desde la búsqueda simplista de una causa que apuntillase en las múltiples causas que podrían ser las causantes de una sociedad que cada día está más enferma, o tal vez, una sociedad que se siente desamparada por la falta de auxilio de las instituciones públicas e incluso, que ve como su vida debe de acelerarse por un utilitarismo que está presente en todas las dimensiones de la vida humana. No obstante, la maximización del bien trae consigo algunas preguntas que tendrían que ser meditadas: “¿Qué coste es el que tenemos que hacer frente?, ¿Cuál es el límite?, ¿Quién fija el concepto de utilidad y para qué?”.

Para adentrarme en esto, sería infortunito, no poner de manifiesto la manera en la que trabajamos. Es decir, ¿los avances técnicos de la Revolución Industrial han servido simplemente para incrementar los GEI en un 30% en dos siglos? ¿Dónde está el alivio del humano? Vamos 100 años tarde en cuanto a la exposición de una jornada laboral que nos asfixia, que conlleva una ausencia de conciliación que ningún psicólogo o psicóloga va a poder aliviar. Asimismo, la necesidad de obstar por trabajos precarios con el objeto de poder tener una vivienda con las condiciones mínimas de habitabilidad y el desgarro emocional que conlleva no puede ser reparado por ningún profesional. En otras palabras, nosotras podemos intentar aliviar mediante diversas terapias como la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) el dolor de una persona, pero sigo sin comprender el porqué se ha naturalizado que problemas estructurales van a ser intrínsecos a las generaciones venideras.

Un libro que permite establecer reflexiones críticas referidas a estas cuestiones y dinámicas de poder es el de “Psicopolítica” de Hans. De este, me llevo algo que es elemental para hacerme entender y es cómo la libertad en el día de hoy, no se ve limitada por un poder coercitivo, como el representado, sino que está influenciada por una fuerza más subyacente, surgiendo del «tienes la capacidad de hacer”.

Que nadie nos engañe, el sistema neoliberal nos quiere en acción, quiere cuerpos que no piensen, que estén encauzados en rutinas laborales dolorosas y que produzca la falsa sensación de libertad. Pero siento decirte, que si alguna vez has querido ir a que alguien te escuche por el sector privado y no has podido porque supondría dejar de comer, no eres libre.

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