Juanma Moreno
Juanma Moreno en el parlamento de Andalucía

Cambio de rumbo en el PP andaluz respecto a Vox tras los resultados electorales del 23J

En la ‘mojo dojo casa house’ del Partido Popular andan de remodelación de discurso. Un discurso que les ha permitido, por un lado, ser el partido más votado en las pasadas elecciones del 23 de julio pero que, por otro lado, les ha limitado la posibilidad de ver ese apoyo refrendado en una mayoría absoluta en la más que oficiosa coalición que hubiera formado con Vox. En el ‘qué falló para que esto no sucediera’ es donde quiere realizar dicho cambio.

Y es que, aunque no lo parezca, para evitar el elefante en la habitación, el PP decidió que cada municipio o comunidad autónoma lidiara con él como pudiera. Federalizó -pero no mucho- el problema, porque cuando María Guardiola, actual presidenta de Extremadura, rechazó pactar con los ultras porque negaban la violencia machista, deshumanizaban a los inmigrantes y por el despliegue de la lona en la que tiran a una papelera la bandera LGTBI, la dirección popular, desde Génova, restó importancia a los asuntos y actualmente cohabitan en el gobierno.

Sin embargo, el elefante sigue siendo un problema. Y lo es porque nadie sabe cómo atajarlo. Dentro del PP han empezado a abrirse fracturas: una más moderada, como la que encabeza Moreno Bonilla en Andalucía, que es la que pone en práctica Feijóo, y otra más radical – o liberal– encabezada por Ayuso en Madrid. A esto habría que sumar los conglomerados mediáticos afincados en Madrid -para toda España- que alientan la corriente ayusista.

Moreno Bonilla ha sido el primero en moverse. Además de una manera muy eficaz. El moderado de moda, que ostenta una mayoría absoluta en el parlamento fruto de la gestión de la pasada legislatura, no desperdició la oportunidad para marcar diferencias con Vox en el pleno del pasado jueves. Su discurso ha calado hondo en las redes sociales por dos motivos. Primero por su beligerancia y exaltación para con Vox, algo a lo que no nos tiene acostumbrados. Recordemos que el partido de Abascal fue quien permitió, en última instancia, que Moreno se mantuviera durante los tres primeros años como presidente de la Junta. Y segundo por la llamativa defensa a causas como la violencia machista o el colectivo LGTBI, que tanto cuesta encontrar en líderes del PP, siempre escondidos tras un complejo ideológico -vete tú a saber de dónde les viene- que les impide ser tajantes en estos temas. En una respuesta a Manuel Gavira, portavoz de Vox en el parlamento andaluz, Moreno exculpó al PP del “resultado electoral” y sí blandió la espada de la culpa en el discurso ultra del partido ultra. Virales se han vuelto sus palabras:

«¿Sabe usted quien ha sido el mayor aliado que ha tenido Sánchez? Vox. Cuando se va a Cataluña y se dice que “se va a liar la mundial” y se va a aplicar un 155 permanente, ¿usted qué cree qué reacción van a tener los ciudadanos? ¿usted cree que cuando hay un homenaje a Miguel Ángel Blanco y dos concejales se Vox se quedan sentados, cree que favorece que le puedan votar? ¿usted cree que cuando se cuestionan las políticas contra la violencia machista, cree que le puede favorecer, o es que no sabe que el 52% de la población son mujeres? Cuando se cuestionan los derechos de personas homosexuales y que sufren homofobia y se les condena o cuestiona los derechos, ¿cree que no hay padres o madres conservadores de derechas pero que sus hijos son homosexuales no se sienten violentados con esa actitud

Lejos quedaron los ‘maravillosos años’ de la pasada legislatura en los que Vox era fundamental para sacar adelante leyes y presupuestos y eran escuchados por el gobierno. Y pese a que siguen compartiendo opiniones -ambos partidos siguen con la tramitación de la polémica ley de Doñana- la concordia, al menos de puertas para afuera, se ha acabado. No sólo eso. El mismo jueves, Loles López, consejera de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad, defendió, con esta vehemencia, el compromiso de su partido para con el colectivo LGTBI.

El camino que marca Moreno, con incuestionable éxito, encuentra su némesis en la capital de España, donde se tomas las decisiones. Moreno podrá ser el barón popular con más poder, pero Ayuso es ‘la sucesora’. Con otra incuestionable mayoría absoluta, un perfil mucho más beligerante con el gobierno central y unas terminales mediáticas barriendo a su favor, está llamada a ser -por los medios de comunicación- la sucesora en el trono de hierro popular. De hecho, tras conocerse el resultado del 23J faltó tiempo para que se empezara a rumorear este juego de sillas. Han tenido que ser, precisamente, Moreno y Ayuso, quienes calmen las aguas turbulentas en plena ventana veraniega del mercado de fichajes.

Está por ver quién marcará la estrategia a seguir respecto a Vox. Si imperará el modelo andaluz o el madrileño. Un discurso de moderación, marcando distancias, sin exaltaciones, en defensa de causas populares como la violencia machista o postulados del colectivo LGTBI; o, por el contrario, un discurso liberal-madrileño, donde se asumen sus políticas, sin complejos y se absorbe tanto al electorado como al partido. Moreno ya ha dado el primer paso.

No te pierdas