Hace un año, en febrero de 2023, Málaga era el destino más buscado por los usuarios de Airbnb. No era, ahora bien, la primera vez que se situaba en el podio de este índice de la plataforma de apartamentos turísticos. La capital de la Costa del Sol ya había copado tan solo un año antes, en 2022, el tercer puesto en este explorador de la compañía, siendo solo superada por Bangkok (Tailandia) y Sídney (Australia). Esta posición destacada internacionalmente en el sector turístico ha propiciado el desembarco de una cifra altísima de apartamentos y habitaciones turísticas en la ciudad durante estos últimos años. Una dinámica, sin embargo, que ha convertido el centro de la localidad, según ha denunciado estos días un vídeo viral en la red social Instagram, en un lugar donde frecuenta el «turismo de barateo y borrachera, que ensucia las calles y encarece los precios de todo» para los vecinos y vecinas residentes en él.
En agosto de 2023, para ser exactos, la capital malacitana contaba ya con la friolera de cerca de 8.000 viviendas turísticas, concentradas especialmente en los distritos Centro, Carretera de Cádiz y Málaga Este. Y eso solo anotando aquellas que están registradas en Airbnb. Un parque de viviendas cuya radiografía exhibe que anda enfocado abrumadoramente hacia las estancias de corta duración -el 97,8 % de las ofertas, aproximadamente-, mayoritariamente gestionado, a su vez, por ‘anfitriones’ -en muchos casos, holdings y grupos de inversión- con varios alojamientos turísticos en su haber -el 74,5 %- y con un precio medio de 260 euros por noche.
Esta proliferación de apartamentos de esta naturaleza y la especulación inmobiliaria y arrendataria que trae consigo han provocado un proceso ineludible de gentrificación del casco antiguo malagueño, con, no solo la pérdida identitaria de este célebre zona de la ciudad, sino el ascenso desorbitado del precio de los alquileres de las viviendas localizadas en esta zona, obligando a la población autóctona a «desplazarse a las afueras».
Es esta triste realidad, precisamente, es la que reprueba el perfil de Instagram que se encuentra tras el mencionado vídeo, guirisgohome1′ (@GuirisGoHome), donde se muestra cómo multitud de portales de residencias situadas en el distrito Centro están atestados de las cerraduras con teclado, las cerraduras inteligentes o las cajas de seguridad para llaves propias y características de este tipo de alojamientos para visitantes foráneos. La cuenta condena que «no se puede vivir solo del (mal)turismo, exhorta a los ciudadanos y ciudadanas costasoleños a que «abran los ojos» e insta al alcalde de Málaga, Paco de la Torre, y al propio Ayuntamiento local a que «hay que hacer algo».
Periodista. Magíster en Comunicación Institucional y Política. Pasé por EL PAÍS y Agencia EFE. Codirector de Espacio Andaluz (EA).
