Marketing político, el arte de engañar al votante

El marketing es una herramienta clave en comunicación, plenamente integrada en todas las estrategias de venta de productos y completamente aceptada por toda la sociedad, debido, especialmente, al capitalismo voraz que nos inunda. Este conjunto de técnicas y estudios ha sido integrado en todos los elementos de nuestra vida cotidiana y la política, lógicamente, no podía ser menos.

Es cierto que la integración del marketing en la política nacional se ha producido recientemente, al contrario que ocurre en Estados Unidos, donde podemos encontrar ya desde hace más de una década todo un entramado de profesionales alrededor de ella y sobre los que destaca la figura de los famosos ‘spin doctors’, un sujeto aún desconocido en España y todavía muy desdibujado en las siluetas de, principalmente, periodistas. Es importante remarcar que las tareas de los ‘spin doctors’ son mucho más integrales que la efectuada por los profesionales periodísticos, ya que deben abarcar funciones mucho más amplias. Es esta figura, precisamente, la encargada de planificar y diseñar toda la estrategia política, en la que debe ser parte importante, por supuesto, el citado marketing político, para alcanzar los objetivos deseados.

Y es que debemos entender el marketing político como un arma de doble filo, con dos caras, que puede ser usado tanto para hacer el bien como para hacer el mal. El bien, por un lado, porque nos ayuda a potenciar y ensalzar todas esas políticas positivas y beneficiosas para la sociedad, elevando su nivel de aceptación, especialmente, en el votante duro contrario con el objetivo de ampliar nuestra masa electoral de manera lícita e inteligente. O el mal, por otro, porque nos ayuda a camuflar, intencionadamente, una política impopular, a través de mensajes y argumentos engañosos mucho más reconocidos socialmente, es decir, ofrecerles a los votantes una mala política como, sin embargo, fuera la mejor o provechosa. Elegir un camino u otro solo depende del político y/o de la formación en cuestión.

Juanma Moreno en el plató de RTVA
Juanma Moreno en el plató de RTVA

Centrándome en Andalucía, no todas las formaciones políticas han incorporado, por el momento, estas herramientas en sus estrategias, al no verla como algo esencial, o, si lo han hecho, se encuentran en un estado muy embrionario. Ahora bien, existen, en cambio, otras formaciones políticas que sí supieron leer ilícitamente la importancia de esta herramienta a tiempo, lanzándose a ella como de la última de sus oportunidades de lograr los objetivos electorales deseados fuese -craso error-, eligiendo, bajo la difusa máxima de que el fin justifica los medios, el camino oscuro con tal de ganar votos.

A estas cabe recordarles que no todo vale. Es preferible no incorporar métodos nuevas a la estrategia política y ser ético desarrollando un juego limpio, que incorporarlas a la desesperada sin que te importen las consecuencias, alejándote de toda ética y moralidad posible e iniciando una estrategia que a la larga pasa factura. Ya dice el refranero español que “antes se coge al mentiroso que al cojo”, puesto que es exactamente eso lo que ocurre cuando uno miente impúdicamente a toda la ciudadanía para que sea comprada tu idea o política, por muy mala y perjudicial que sea para los intereses la primera.

En Andalucía, concretamente, está claro cuál es el camino que han elegido tomar los partidos de la derecha, especialmente aquel que copa la dirigencia del Gobierno andaluz, el Partido Popular. Es clamoroso e indecente ver cómo en dos de las consejerías más importantes, como son las de Educación y Salud y Consumo, se ocultan y enmascaran las políticas profundamente privatizadoras que se están llevando a cabo ante el ojo avizor -o no tan vigilante- de la población andaluza.

En este terreno de la mentira, la reina del engaño, de la manipulación y de los lavados constantes de imagen la encontramos paradójicamente representada en la figura de la Radio y Televisión de Andalucía, un ente público sometido a los deseos y designios del Gobierno de la Junta de Andalucía. Un órgano que debería ser independiente, pero que, sin embargo, se ha convertido en el brazo propagandístico de la Junta de Andalucía, y que tiene por objetivos los de, bien lavar la imagen del presidente -un designio que ha entendido a la perfección-, bien satisfacer los fines del marketing político ‘malo’. Es ‘vox populi’ que, entre otras muchas cosas, tergiversa la información relativa al Gobierno andaluz, a la par que oculta toda aquella información que puede ser contraria a los intereses del mismo y que pueda ser impopular a los ojos de la mayoría de los y las andaluzas, atentando contra todo principio de transparencia y rendición de cuentas.

Tal son los esfuerzos de la RTVA en este sentido, que su propio Consejo Profesional, registra, expone y demuestra con datos fidedignos cómo actúa esta entidad mediática andaluza por esos inmorales, indecorosos y desvergonzados lares. En los informativos de Canal Sur, “ni las campañas electorales, ni las olas de calor, ni el escándalo Rubiales, ni la sequía, ni los terremotos, ni las catástrofes naturales ocupa tantos minutos como la actividad del máximo dirigente de la Junta de Andalucía”. En este servicio de noticas, también es archiconocido que la imagen que se ofrece de Moreno Bonilla siempre es amable y está constantemente vinculada a noticias positivas: si los datos del paro son buenos, hay valoración del presidente, pero, si son malos, jamás la habrá; si los resultados electorales son óptimos para beneficio del PP, como lo fueron los acaecidos el pasado 28 de mayo en las municipales, Moreno monopoliza las valoraciones, pero, si no son los esperados, como los anotados el 23 de julio en las generales, la estampa del presidente andaluz se desliga completamente de ellos.

Por tanto, podemos comprobar cómo tras alcanzar la mayoría absoluta, la RTVA se ha entregado, sin ningún complejo, al marketing político más obsceno con tal de que las políticas destinadas para unos pocos no afecten o no perjudiquen el parecer que la opinión pública detente sobre el Partido Popular y su trabajo, pudiendo perpetrarse así el poder a través de estas malas prácticas de más que dudoso calado moral.

Por último, me gustaría lanzar una reflexión al aire. El fin del marketing político no es otro que conseguir nuestro voto, a través de vendernos mensajes que nos seduzcan y atrapen. Por consiguiente, depende solo y únicamente de nosotros comprar esas políticas o mensajes. Así pues, es nuestra obligación no  todo lo que nos intenten vender sin, como mínimo, cuestionarlo o analizarlo. No hagamos que el capitalismo compulsivo nos devore también en la política.

Entrevista a Juanma Moreno en el programa de Canal Sur, 'La mañana de Andalucía'.
Entrevista a Juanma Moreno en el programa de Canal Sur, ‘La mañana de Andalucía’.

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