Buena parte de la población andaluza, especialmente, las generaciones X e Y, sabrán sobradamente por qué el 28 de febrero se celebra el Día de Andalucía. Algunos rezagados y rezagadas y, principalmente, numerosos andaluces y andaluzas de la generación Z o posmilénicas, sin embargo, todavía desconocerán la razón que estriba tras este festejo sumamente importante en la comunidad -casi tan relevante como el 4 de diciembre, el Día Nacional-. El 28 de febrero de 1980, en plena eclosión de la vida democrática en España, la sociedad andaluza fue llamada a votar un referéndum en el que decidió que Andalucía se convirtiera en una autonomía por la vía rápida del artículo 151 de la Constitución Española.
En virtud de este artículo, que regula la conformación de las autonomías, el procedimiento debía ser acordado “por las Diputaciones […] por las tres cuartas partes de los municipios de cada una de las provincias que representen, al menos, la mayoría del censo electoral de cada una de ellas” y que, además, fuera ratificada mediante el citado referéndum por el voto afirmativo de “la mayoría absoluta de los electores de cada provincia” en los términos que estableciese la ley orgánica correspondiente. Ese día, los andaluces y andaluzas dieron su particular ‘sí’ a la autonomía.
No lo hicieron, ahora bien, en un principio, todas. Almería fue la única provincia donde no triunfó la autonomía. La voluntad más que mayoritaria del pueblo andaluz, sin embargo, propició un “amplio debate político” que llegó a las Cortes, donde se logró desbloquear el obstáculo normativo modificándose la Ley de Referéndum para permitir la incorporación de esta provincia al proceso autonómico. De este modo, Andalucía consiguió alzarse con la preciada autonomía, que sería materializada justo un año más tarde, el 28 de febrero de 1981, tras aprobación por unanimidad del Estatuto de Autonomía.
Cabe destacar, eso sí, que sin la movilización sin precedentes registrada apenas algo más de dos años antes, el 4 de diciembre de 1977, donde, en pleno proceso transición democrática tras la muerte del dictador Francisco Franco (1975), más de un millón y medio de personas salieron a las calles de las ocho provincias andaluzas reclamando su reconocimiento como nacionalidad histórica y su derecho a la autonomía política, hubiera sido imposible la consecución de esta. De ahí que esta última de las fechas sea una efeméride todavía más importante que la del propio 28 de febrero de 1980.
Periodista. Magíster en Comunicación Institucional y Política. Pasé por EL PAÍS y Agencia EFE. Codirector de Espacio Andaluz (EA).