“Hoy es una jornada triste en mi comunidad, Andalucía viste de luto por la sanidad”. No por agoreros, este par de versos anteriores deja de reflejar una realidad incuestionable en la comunidad: la sanidad pública languidece aceleradamente y sin pausa. El sistema sanitario andaluz vive un declive sin precedentes en la todavía joven historia autonómica del territorio. Las líneas poéticas iniciales fueron precisamente las escogidas por la Marea Blanca Gaditana, el conjunto de colectivos organizados en defensa de la sanidad pública en la provincia más al sur de Andalucía, para trazar un trágico romancero en alusión a este grave perjuicio. Una composición lírica con más tintes de elegía que de romance.
En Cádiz, las protocolarias batas blancas de los profesionales médicos bien podrían ser sustituidas por trajes y vestidos de luto habida cuenta de que la salud de la sanidad pública gaditana -como la andaluza- pende de un hilo. Los últimos informes publicados por el SAS para la provincia y revelados a finales del pasado mes de noviembre son tajantemente claros: las listas de espera están disparadas; hay 10.000 pacientes más que en espera de ser intervenidos quirúrgicamente que hace un año y el tiempo medio para serlo es de 139 días, viéndose elevada esta cifra en centros como el Puerta del Mar hasta los 165; y más de 128.000 gaditanos y gaditanas continúan sin ser llamados para una primera consulta con un especialista.
Una esperpéntica situación que “no es una más”, como continúa la romancera recitando. La coyuntura no solo responde a la detracción de infinidad de recursos humanos, técnicos y económicos del sistema público autonómico y provincial. “Esta vez directamente negocian con la salud de Andalucía y su gente”. Y es que el Gobierno andaluz persiste en su intento de desviar centenares de millones de euros de las arcas públicas a clínicas privadas, pese al rechazo generalizado de la sociedad andaluza, de los diversos colectivos sanitarios, de las organizaciones sindicales y de un sinfín de movimientos sociales. Un afán sobre el que se cierne una mano: la del actual presidente andaluz, Juanma Moreno. “Moreno, el que no lo haría. El suave, el tristón”. El que “le regala a Andalucía la gran privatización”.
El menoscabo de la sanidad pública sin la implementación de solución alguna, además, llega de la mano también de algo ya presumible: el avance de la sanidad privada. “Ha vendido al rico la sanidad. Ha marcado el camino que andaremos en un futuro. ¡Qué negro va a ser tu sino si no contratas un seguro!”, relata el texto poético. En este sentido, uno de cada cinco andaluces tenía ya a principios del curso pasado un seguro privado de salud. El mal funcionamiento de la respuesta sanitaria pública desarrollada por gobiernos de derechas, que acarrea una mala valoración y percepción de la ciudadanía sobre el tejido público, acaba justificando la privatización. Está pues clara la “jugada” que hay tras todo ello, “darle a la empresa privada, la tajada del león”. “Y cuando digo privada, concretaré lo que digo: detrás de una concertada hay la empresa de un amigo”, concluye, dolosamente, la romancera.
Periodista. Magíster en Comunicación Institucional y Política. Pasé por EL PAÍS y Agencia EFE. Codirector de Espacio Andaluz (EA).