«Estamos en el Hospital de la Merced de Osuna (Sevilla). Teníamos una cita con Medicina Interna a las 11 h de la mañana. Hemos llegado y nos han dicho que las consultas están cerradas y que no pueden ver a mi marido». La queja la profiere Mari Baena, una vecina del municipio de Gilena, uno de los pueblos que conforman la Sierra Sur de la provincia de Sevilla. Al acudir su esposo, al que acompañaba, a una cita médica que tenía programada con un internista en el centro hospitalario ursaonense, los profesionales encargados de atender a su llegada a los y las pacientes le han advertido que su consulta estaba cerrada y que no podían asistirle puesto que no había ningún especialista.
Con su hoja de reclamación en mano tras lo ocurrido, Baena, representante justamente de la plataforma gilenense de Marea Blanca, ha calificado el suceso de «verguenza» y «vergonzoso», lamentando que «no hay derecho» a que «hagan venir a los enfermos para luego encontrarse con que no hay médicos». El de esta pareja no es un caso aislado, sino que lleva ya tiempo siendo un acontecimiento habitual en este hospital, donde poder ver a un especialista médico, aunque haya cita prevista para una determinada fecha, es ya todo un milagro, a la altura «de que toque la lotería», como reconocen sevillanos y sevillanas que residen en las localidades de esta comarca Campiña-Sierra Sur.
Aquí, las problemáticas que andan caracterizando durante los últimos años al sistema sanitario público andaluz se ven multiplicadas por 1.000. La ausencia de suficientes médicos de familia para atender a poblaciones de miles y/o de decenas de miles de habitantes, que puede llegar al 50 % de la plantilla médica; la no subsanación de las bajas de estos o de las y los profesionales sanitarios; la indisponibilidad de determinados especialistas, como los pediatras; o, el cierre de áreas, son algunos de los agravantes que padecen estos municipios y sus vecinos y vecinas, cuya estructura sanitaria es empujada al colapso -sobre todo, de los servicios de urgencias- y al abandono.
De hecho, Gilena, el pueblo donde reside la propia Mari Baena, es en el que precisamente lleva tiempo registrándose una práctica inédita hasta la fecha en la sanidad pública andaluza pero que ya alcanza a municipios de hasta cinco provincias andaluzas: la conformación de colas durante las madrugadas en múltiples centros médicos de la comunidad para poder ser atendidos por un facultativo.
Periodista. Magíster en Comunicación Institucional y Política. Pasé por EL PAÍS y Agencia EFE. Codirector de Espacio Andaluz (EA).