Las redes arden tras la controvertida ley con la que la Junta pretende poner fin a la gratuidad de los museos andaluces: «Que los andaluces tengamos que pagar por nuestra cultura y arte como si fuéramos turistas…»

La controvertida propuesta legislativa que ya tramita el Gobierno andaluz para suprimir la gratuidad de los museos de titularidad andaluza, tras 23 años durante los que, salvo contadísimas excepciones (que se rigen por una normativa propia), todos los ciudadanos europeos estaban exentos de pagar, ha provocado un verdadero vendaval contrario a esta iniciativa en redes.

Multitud de andaluces y andaluzas han mostrado airadamente su rechazo en redes sociales a la nueva norma, que obligaría a la población andaluza a abonar también, como si fuera exógena, las nuevas tarifas que pretende fijar la Junta de Andalucía, una suerte de tramo de precios que oscilaría entre los tres y los ocho euros, en lo que entienden que es un atropello contra el derecho de la ciudadanía andaluza a acceder «libre» y «gratuitamente» a su propio patrimonio, en aras de contemplar la cultura y el arte que consignan Andalucía, sus museos y sus centros arqueológicos.

De muy diversa forma pero compartiendo la misma máxima, una rotunda oposición a la propuesta que ya tramita el PP andaluz aprovechando su mayoría absoluta parlamentaria, la sociedad andaluza ha tildado de «verguenza absoluta», «ira y pena» o de «lamentable» el desarrollo de la iniciativa. «La cultura tiene que ser accesible para toda la ciudadanía. Eliminar la gratuidad es un error», advierte Irene, una organizadora de eventos andaluza, en la plataforma social Instagram. «Me parece muy mal siendo patrimonio andaluz. Entiendo que al extranjero se le cobre algo, pero a los andaluces que lo mantenemos con nuestros impuestos», condenan Moisés Salas, profesional andaluz de la belleza, cosmética y el cuidado personal, y Rubén Castillo, profesor de Historia y Geografía de la educación pública andaluza.

Algunos, ante el estupor que les ha generado esta futura norma, prefieren callar preveyendo poner el grito en el cielo ante una medida que «solo hace» que los andaluces y las andaluzas se «alejen» de la cultura autonómica, como sentencia Cristina Rico, una joven malagueña. Otros, en cambio, apuntan a la preocupante dicotomía que anda promulgando el actual Ejecutivo andaluz entre la Andalucía que oferta para los y las turistas y visitantes, a quienes erigen como la cúspide en torno a la que gira el modelo productivo y de vida de la comunidad, y la Andalucía que queda para los y las residentes y oriundas en ella. «Todo para el turista y miseria para el andaluz. Nos está quedando una Andalucía de cartón piedra preciosa», denuncia Caro, otra joven andaluza. 

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