adolfo trinidad titi ramon de carranza

Adolfo Trinidad ‘Titi’, el futbolista gaditano de solo 22 años que fue asesinado por el golpismo de Ramón de Carranza: “A tu hijo le han pegado un tiro y se han llevado el cuerpo al cementerio”

La terrible huella que el exalcalde golpista de la ciudad de Cádiz, Ramón de Carranza, que hasta 2021 disfrutaba con honores de ser el que diese nombre al estadio del Cádiz CF y que ahora, podría recuperar, de nuevo, semejante privilegio, dejó en la capital gaditana, también fue impresa, trágicamente, en el mundo del fútbol. Concretamente, en la vida de un joven futbolista gaditano, la de Adolfo Trinidad ‘Titi’, quien fue represaliado y asesinado en tiempos del golpismo de Carranza.

De la magia que atesoraba, pues era un pelotero más que aceptable, según desvelaba en 2021 la periodista Tamara García, de Diario de Cádiz, apenas queda aquella que el barrio donde residía, el Pópulo -humilde, el más antiguo y popular-, ha querido consignar en la reminiscencia colectiva. “Tenía futuro”, decían. Jugaba en la Gimnástica, puede que en el Mirandilla. Extremo de posición en el campo, también destacaba por su gran corazón, su bondad y su honradez fuera de él. Era buena gente, no se metía en ningún asunto turbio.

La paradoja de la vida quiso, sin embargo, que al Titi lo asesinaran por “peligroso maleante” y por su participación “en los saqueos de la tarde del 18 de julio” de 1836″. Esa fue, claro está, la versión que las fuerzas del orden ejecutoras en tiempos del viejo cacique Ramón de Carranza, quien gobernó hasta septiembre de 1937 -cuando falleciese- la ciudad, dieron para su excusar su asesinato en septiembre del 36, tras desaparecer el 27 de agosto al ser detenido por la Guardia Municipal. Tenía solo 22 años a su muerte, y toda una vida por delante.

Tareas de exhumación en el cementerio municipal de San José (Cádiz)
Tareas de exhumación en el cementerio municipal de San José (Cádiz)

Su defunción, además, fue igual de cruel, o más, que todas las que aplicaron los facciosos en el mapa nacional, pero, especialmente, en tierras andaluzas, desde donde eclosionó la sublevación en territorio peninsular durante el golpe de Estado militar. Al Titi -rubio, delgado, de estatura media- le pegaron un tiro en la plaza de toros.

Sus restos, que pudieron ver su padre y su cuñado, como testimoniaba una de sus sobrinas, Isabel Hernández Trinidad -y el hijo de esta, Antonio Dávila Trinidad-, al hablar de aquel tío al que lloraban todos los días sus padres y abuelos, aunque bajito, a oscuras, como solo estaba permitido añorar a los represaliados hasta hace bien poco, se encontraban en lo alto de un montón de cadáveres. Tenía el cerco de la boca amoratado y salpicado de sangre. Había sido víctima también de un culatazo y le faltaban un par dientes de oro que tenía y que le habían sido arrancados. La tibia y el peroné estaban hechas un cristo. “Me lo habéis matado”, gritaba su padre. Un desconsuelo que tuvo que reprimir para que la desgracia no fuera aún mayor.

Del tío abuelo futbolista solo se conserva una foto, la aportada por la familia a Diario de Cádiz. Se sabe, como les comentaba Dávila, que “no tenía filiación política alguna”. Su detención apenas respondió a su firme negativa a delatar a “unos jóvenes raterillos del Muelle” que conocía, llegando a serle ofrecido incluso un puesto de trabajo fijo de guarda en los muelles a cambio de la información, pero se negó rotundamente. Ese fue su último halo de vitalidad y de vida. El resto ya lo conocen.

adolfo trinidad titi cádiz
Foto: Aportada por la familia a Diario de Cádiz

Ahora, 88 años después, el primer edil de la capital gaditana, el popular Bruno García, le ha hecho su particular ‘guiño’ a aquellos que acabaron con él de la manera más despiadada posible y se deshicieron de su cuerpo vil y perversamente hasta reducirlo al más absoluto del anonimato, el de una fosa común en el camposanto municipal de la localidad. El Ayuntamiento que gobierna en solitario ya ha aprobado estos días el inicio del expediente para renombrar el estadio del Cádiz CF, desatendiendo, de paso, la votación popular -y democrática- en la que participase la afición cadista para la elección de su designación actual, El Nuevo Mirandilla, en referencia tanto al antiguo estadio del equipo, como a la ya extinta denominación del propio club.

Periodista. Magíster en Comunicación Institucional y Política. Pasé por EL PAÍS y Agencia EFE. Codirector de Espacio Andaluz (EA).

No te pierdas