La salida inédita de Izquierda Unida del Parlamento Europeo, la última de las 'restas' de Yolanda Díaz y de su séquito en Andalucía

La salida inédita de Izquierda Unida del Parlamento Europeo, la última de las ‘restas’ de Yolanda Díaz en Andalucía

La salida de Yolanda Díaz de la máxima dirección de Sumar tras la debacle en las elecciones europeas abre un futuro incierto para la viabilidad de la formación rosada. El saldo del grupo progresista, que se conformase oficialmente como partido de cara a la concurrencia en las elecciones generales del pasado verano, y de la dirigente gallega ha sido nulo, por no decir escaso, para los intereses andaluces, hasta la fecha. Su última víctima ha sido Izquierda Unida, la agrupación que vuelve a estar dirigida nuevamente por el que fuera su máximo responsable entre 2013 y 2019, el cordobés Antonio Maíllo, y cuya militancia es predominantemente de origen andaluz, y que se ha quedado fuera del Parlamento Europeo por primera vez en su historia.

Ya a finales del pasado verano, los representantes andaluces de la coalición se las tuvieron por partida doble con Díaz y con el núcleo duro del grupo, cuya Ejecutiva quedó vacía de participación andaluza pese a ser la segunda comunidad, tras Cataluña, que más diputados le brindó tras los comicios nacionales del 23-J, con hasta un total de seis. Una paradoja que ponía muy en entredicho la noción de plurinacionalidad de la que se embadurnaba el partido y que, sin embargo, ocultaba la voz de la comunidad más poblada y la que aglutina los índices más preocupantes de desigualdad, bienestar, pobreza o situación de exclusión social. «El marco dela plurinacionalidad no se entiende sin Andalucía», aseveraban de manera contundente voces consultadas por Público en septiembre del pasado curso.

Poco después, Sumar y Yolanda Díaz dejaban sin portavocía parlamentaria a Andalucía durante el reparto de estas. La formación rosada y su lideresa no concedían ni un pequeño espacio para una voz andaluza, algo que originó un profundo malestar entre los diputados andaluces del partido, las formaciones andaluzas adscritas a él, como Iniciativa del Pueblo Andaluz (IdPA), y entre personalidades andalucistas que habían mostrado su sensibilidad con el que venía a ser un proyecto transformador, como la cineasta Pilar Távora, que no escondía su «pena» por la «ilusión inmediata y posible» de que alguien hablase, como portavoz, en nombre del territorio autonómico en el Congreso de los Diputados.

Este papel residual otorgado propició que la cuota andaluza de la formación progresista tomase un rol más reivindicativo y beligerante en el seno del grupo, instando a Sumar y a la que hasta hace un par de días ostentaba su liderazgo a que asumiesen «una agenda andaluza» entre cuyas tareas principales se encontraban el «desarrollo del Estatuto de Autonomía de 2007», para ejecutar «todos aquellos aspectos que contemplan la mejora de vida de los andaluces», «un Plan de Empleo garantizado con formación para la convergencia con la media de paro en España», o, «un plan de infraestructuras hídricas para paliar la sequía y las consecuencias del cambio climático» ante la «amenaza cierta» de que la comunidad se convierta en «el desierto de la Península Ibérica».

Ahora, el último de los capítulos de este despropósito de Yolanda Díaz y de la organización con Andalucía ha sido la salida del Parlamento Europeo de Izquierda Unida, cuyo representante en las listas para las elecciones europeas, el almeriense Manu Pineda, quedó relegado a un cuarto puesto que, a la postre, tras los solo tres escaños obtenidos por Sumar en su debacle en los comicios comunitarios, ha quedado fuera de toda incursión en instancias europeas.

Hace menos de un mes, el 19 de mayo, la militancia de IU elegía como nuevo líder al cordobés Antonio Maíllo para que sustituyese al exministro de Consumo, Alberto Garzón. Lo hacía con el aval del 53,4 % de los votos de los militantes de la organización de izquierdas, frente al 23,4 % del sufragio obtenido por su opositora principal, la actual ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego. Cabe recordar que casi un tercio de la militancia de Izquierda Unida, el 31 % de ella, para ser exactos, es de origen o residencia andaluza.

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