Miles de personas salieron a las calles de la capital andaluza este sábado, en consonancia con otras cuarenta ciudades en el resto del Estado, contra el negocio y la especulación de la vivienda, las dificultades de acceso, los precios prohibitivos y la gentrificación de las ciudades, lo que está provocando que la ciudadanía tenga que huir a otros barrios o localidades para poder vivir dignamente.
El hartazgo es notorio en la ciudadanía, y va en aumento. La vivienda está inmersa en una espiral devoradora para los ciudadanos, que ven cómo la especulación inmobiliaria está provocando un efecto rebote en los precios, el acceso y en el uso como bien de mercado. Los cánticos de los manifestantes estuvieron centrados en dos objetivos: acabar con los especuladores inmobiliarios y protección ciudadana: “Ni gente sin casas ni casas sin gente”, gritaban los manifestantes, con una alta presencia de gente joven, durante el recorrido de la movilización, que comenzó en el Parlamento andaluz para acabar en Plaza Nueva, lugar donde se ubica el Ayuntamiento de Sevilla.
Especialmente impactante fue el momento en el que el gentío alcanzó la cadena hostelera ‘Dúo Tapas’, cuyo propietario protagonizó hace varias semanas las cabeceras periodísticas por hacerse con un bloque de pisos y expulsar a una vecina del mismo. En este momento la manifestación se cobró la deuda de esta vecina, víctima de la desprotección ciudadana ante las prácticas especulativas, y dedicaron una parte importante de la manifestación a estar -simbólicamente- con ella.
Huelga decir que el problema de la vivienda afecta especialmente a dos colectivos ciudadanos, especialmente frágiles en Andalucía: la clase trabajadora y los jóvenes. Los manifestantes, que, a grandes rasgos, formaban parte de ambos, lo repetían constantemente en sus cánticos, mientras la movilización atravesaba las céntricas calles de la localidad, rodeada de almas sin gentes que disfrazados de sábado de primavera ignoraban las reivindicaciones de sus vecinos más indefensos. En el trasiego de espectadores se acumulaban, a su vez, múltiples turistas de diferentes nacionalidades, que contemplaban la marcha como si fuera una procesión religiosa más.
La movilización acabó en Plaza Nueva, donde los manifestantes se agruparon en un semicírculo ocupando todo el escenario para leer un manifiesto emotivo y que provocó la efusividad generalizada. Los testimonios de las personas allí presentes, en su mayoría jóvenes, tenían un nexo común: el auxilio. Estudiantes, trabajadores, desempleados, todos apelando a los poderes públicos para defenderles frente a un tsunami inmobiliario que hace que tengan que malvivir entre 5 personas para pagar un alquiler, a plantearse volver a casa de sus padres con más de 30 años y trabajando, a tener que plantear un modelo de vida con tu pareja, a alargar, inevitablemente, la juventud ante la inaccesibilidad de una vivienda digna…
Casi dos horas después de que la movilización echara a andar en el Parlamento, vehiculada por la Asamblea de Vivienda de Sevilla, el Movimiento por la Vivienda y organizaciones homólogas, los manifestantes se dispersaron en el centro de la ciudad tras concluir oficialmente la protesta, con el eco de la manifestación sanitaria a escasos metros -San Telmo-, transmitiendo la sensación de que, en este caso, pese al éxito objetivo de convocatoria de la vivienda, plagada de ciudadanos y enorme presencia de la juventud, la división ha dañado a una lucha tan fundamental como el acceso a la vivienda, que avisa de que esto tan solo es el principio de un largo recorrido.

Periodista todoterreno especializado en comunicación política. Tratando de interpretar la actualidad con la mirada puesta en el sur.
Puedes encontrarme en algunas redes sociales como @ivanjimenezm98.
Codirector de Espacio Andaluz.