Histórica jornada de protesta la experimentada en defensa de la sanidad pública andaluza este pasado sábado en Sevilla. Más 60.000 personas se congregaron en las calles de la capital hispalense para efectuar su particular reanimación cardiopulmonar (RCP) al maltrecho corazón del sistema sanitario público y denunciar el severo desmantelamiento que sufre a manos del Gobierno de Juanma Moreno (PP) durante los últimos años.
En una mañana en la que el cielo encapotado de días anteriores en la localidad sevillana fue dejando paso progresivamente a una jornada de aspecto primaveral, que lució su punto más álgido a la llegada de los más de medio centenar de miles de manifestantes a la sede de la presidencia de la Junta, el Palacio de San Telmo (como si de la mayor de las causalidades se tratara), millares de andaluces y andaluzas llegados desde toda la geografía autonómica (desde Almería hasta Huelva) alzaron la voz para advertirle al Ejecutivo andaluz que «la sanidad no se vende, se defiende», «que la salud es un derecho y no un privilegio» y para apuntalar que «stop» y «basta» de «recortes» y «deterioro» de la sanidad pública de la comunidad.
La manifestación, muy colorida y que superó importantemente en asistencia a la que tuviese lugar a estas alturas en 2023 (que ya tuvo una participación más que relevante, de decenas de miles de personas), discurrió por la ronda histórica hispalense para poner pie en pared al «mayor ataque» sufrido por uno de los pilares fundamentales del estado de bienestar de la ciudadanía andaluza: su sistema sanitario público.
Una sanidad pública que llegó a ser «una de las mejores del Estado», como revelaban las plataformas y organizaciones sindicales convocantes de la protesta en su manifiesto, «siendo la Atención Primaria la envidia y ejemplo para muchas otras comunidades autónomas» (registrando ahora tiempos de respuesta asistencial de hasta 20 días en muchos centros médicos), pero que ahora se encuentra padeciendo un alarmante debilitamiento ante un Gobierno del Partido Popular en la Junta que «apuesta por un sistema sanitario público, débil, maltratado y que decide trasladar una gran parte de su presupuesto público a las grandes empresas farmacéuticas y a la sanidad».
Un modelo sanitario que está perpetrando el «mayor maltrato» experimentado por una administración pública a sus profesionales («los peor retribuidos del Estado» y los que más cargas de trabajo sufren con plantillas ajustadas) y que «cierra un círculo pernicioso y mal denominado como colaboración público-privada para esconder una privatización de la sanidad, un engrandecimiento de la sanidad privada» y un menoscabo «sin precedentes» de la pública andaluza.

Periodista. Magíster en Comunicación Institucional y Política. Pasé por EL PAÍS y Agencia EFE. Codirector de Espacio Andaluz (EA).