La población andaluza sigue todavía especialmente indignada por la polémica sembrada tras el anuncio de contratación del ex número dos de Salud de Moreno y exdirector gerente del Servicio Andaluz de Salud (SAS), Miguel Ángel Guzmán, a manos de la aseguradora privada Asisa, que, entre 2021 y 2023, recibió de este mismo exviceconsejero de la Junta, a dedo -para más inri-, la friolera de hasta 43,6 millones de euros. Los y las manifestantes que se dieron cita este pasado 7 de abril en defensa de la sanidad pública andaluza calificaron de “sinvergonzonería” esta controvertida noticia, reclamando incluso la “dimisión” del propio Moreno y de “todo su Gobierno”.
Si ya el enojo por el trasvase millonario de caudal público que viene desarrollando, desde 2019, el Gobierno andaluz hacia clínicas privadas es importante, la ira que reina actualmente entre los andaluces y andaluzas a raíz de haberse conocido este caso de “puerta giratoria de libro”, como muchos y muchas lo han tildado, es mayúscula. “Eso es indescriptible, me voy a callar lo que iba a decir (risas). Una absoluta inmoralidad”, reconocía aireado Juan Antonio Bautista, un ciudadano de Morón de la Frontera (Sevilla).
“Muy mal” o “una vergüenza”, eran algunos calificativos de los varios de miles de andaluces y andaluzas que quisieron unirse a esta protesta, convocada por Marea Blanca en todo el territorio andaluz, aprovechando el festejo del Día Mundial de la Salud. Otros, incluso, como el también sevillano Ismael Terriza, alucinaban con que no haya consecuencias judiciales ante el discutible hecho protagonizado por el ex máximo responsable del SAS.
Periodista. Magíster en Comunicación Institucional y Política. Pasé por EL PAÍS y Agencia EFE. Codirector de Espacio Andaluz (EA).