La muerte por infarto de un caballo ayer domingo en plena calle del Real de la Feria de Sevilla, la enésima registrada durante los últimos años, vuelve a reavivar nuevamente la llama del debate sobre el trato, que llega en multitud de ocasiones hasta la propia extenuación, que reciben los animales equinos en esta tradición festiva hispalense.
No habían transcurrido ni 24 horas desde la apertura oficial de la edición vigente de la Feria de Abril, cuando, esta pasada jornada dominical, una yegua caía fulminantemente sobre el suelo llegadas las 17.00 h de la tarde. El equino tiraba de un carro, azotado por las altas temperaturas anotadas estos días en la capital sevillana, cuando se desplomó en la esquina entre las calles Chicuelo y Juan Belmonte. Tras desmoronarse, el cochero y varios voluntarios acudieron a ver qué sucedía. El caballo estaba tumbado en el suelo y soltando coces al aire. Los operarios del parque móvil del Consistorio acudieron al lugar, no pudiendo hacer nada por la vida del animal, que fue trasladado posteriormente, como confirmó el Ayuntamiento de Sevilla.
Pese a que las investigaciones de los servicios municipales hablaron de que no existió mala praxis por parte de los propietarios de la yegua muerta, lo cierto es que, si bien este año es el primero de los casos, el curso pasado fueron hasta tres los caballos que murieron en el Real de la Feria, uno de ellos con claros síntomas de estar enfermo y deshidratado. Los otros dos equinos murieron en el incendio de una carpa cercana al recinto ferial.
Periodista. Magíster en Comunicación Institucional y Política. Pasé por EL PAÍS y Agencia EFE. Codirector de Espacio Andaluz (EA).