Una trabajadora de la dependencia sevillana denuncia las condiciones laborales que sufren a manos de subcontratas: "Descuelgues de convenio, compañeras que están todo el día trabajando para 400-500 euros..."

Una trabajadora de la dependencia sevillana denuncia las condiciones laborales que sufren a manos de subcontratas: «Descuelgues de convenio, compañeras que están todo el día trabajando para 400-500 euros…»

Las trabajadoras del Servicio de Atención a Domicilio (SAD) de la ciudad de Sevilla continúan acampando indefinidamente frente a la puerta del Ayuntamiento local tras haber superado ya con creces la treintena de días de asentamiento. Lo hacen movidas por las «pésimas condiciones laborales» que sufren a manos de las empresas intermediarias que se encargan de gestionar esta tarea, desplazada por ayuntamientos y entidades públicas a subcontratas que «maltratan» y «abusan» del alrededor de 3.000 profesionales que se encargan de esta actividad en la capital hispalense.

Ana Richarte es una empleada de la dependencia en la ciudad andaluza. Esta profesional de la atención domiciliaria es objeto y testigo de todas las repudiables praxis que soportan trabajadoras del sector como ella. Esta nómina de prácticas «indecentes» que padecen van desde los «descuelgues de convenio» de estas entidades privadas o «estar todo el día en la calle trabajando para recibir un mísero sueldo de 400-500 euros al mes», «no pudiendo pluriemplearse» por este motivo, hasta exponerse a un sinfín de «accidentes laborales». Desde el primer día, es una más de este asentamiento indefinido» frente a la fachada del Consistorio sevillano, dirigido por el popular José Luis Sanz.

Richarte, de 55 años de edad y con una larga trayectoria en el SAD, vive «precarizada». Lo reconoce. Trabaja una ingente cantidad de horas y, sin embargo, no está contratada a jornada completa, como le ocurre, asimismo, a «casi el 100 % de la plantilla». Los salarios tampoco acompañan: «están por debajo de lo estipulado». El tiempo de desplazamiento, otra de las quimeras de estas trabajadoras, puesto que muchas subcontratas que gestionan la atención a domicilio no lo tienen en cuenta como tiempo de trabajo efectivo, «no se refleja en algunos cuadrantes», lo que les obliga en multitud de ocasiones a «ir como zombies» por la calle, entre la vivienda de unos y unas solicitantes y otros y otras. «Ellos, si pueden, te van quitando», revela esta sevillana, que subraya que este tramo horario no solo lo pierden ellas sino que también va «en detrimento» del «servicio» que se le presta finalmente al dependiente.

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