En estos días de investiduras fallidas nadie habla de Andalucía en el Congreso de los Diputados. Exentos de una voz andaluza en esta institución, nadie hablará de los temas que nos preocupan. Entre otros, nadie tratará la preocupación de la situación de la universidad en nuestra tierra. Aunque bueno, después de horas de escuchar discursos interminables de los partidos del espectro estatalista, tampoco ellos han tenido una palabra para la situación de la universidad en el Estado español.
Como andalucista que soy, me centraré en llamar a la conciencia sobre la situación en Andalucía. Preocupante, cuando vemos como el estado de inestabilidad se agrava cada día, con el apoyo del gobierno estatal y autonómico, que ante la presión y cada vez mayor precariedad que sufre la universidad pública, favorecen el avance indiscriminado de la universidad privada.
Las esperanzas que nacían con la creación de un ministerio de universidades por parte del gobierno se desvanecían pronto, viendo la mala gestión. Un ejemplo se ha hecho viral estos días y es que en octubre de 2023 los jóvenes doctorandos, futuro de las universidades del estado español, siguen esperando la resolución definitiva de las becas FPU de la convocatoria de 2022. Con ello, siguen viviendo en precariedad e incertidumbre un año más, haciendo crecer con sus investigaciones un estado que los exprime, investigando durante todo el día sin salario alguno y que no le da ni una palmaita en la espalda de agradecimiento.
En cuanto al ámbito autonómico, la pasada semana el PP aprobaba en el parlamento andaluz la construcción de dos nuevas universidades privadas. No tienen ningún problema en mostrar cual es su modelo de presente y futuro para la educación en Andalucía, la progresiva privatización y destrucción de la educación pública.
Por supuesto, el Partido Popular no oculta que esta es su línea política y con ello, cuáles son sus aliados en este proceso. La consejera de Educación Patricia del Pozo no tiene ningún reparo en mostrarse públicamente reuniéndose con el representante de educación de los obispos andaluces. En una fotografía publicada en las redes de la Archidiócesis de Sevilla, la Iglesia Católica hablaba de la buena relación entre ambas instituciones. Mientras tanto, el consejero de Universidad lleva al parlamento andaluz con premura la aprobación de dos universidades privadas. Sin que siquiera consiguieran los estándares de calidad mínimos, como denuncian los rectores de las universidades públicas andaluzas. Sin embargo, no ha tenido la misma disponibilidad para aquellos que han denunciado la situación de precariedad que viven las universidades públicas en Andalucía, su estudiantado y profesorado. En ningún momento se ha reunido ni una vez con la asamblea de PDI o con la plataforma PrecariUS que denuncia la situación que están viviendo cientos de profesores en la Universidad de Sevilla.
Pero volvamos al tema de las universidades privadas y encontraremos el porqué de estas conversaciones de la Junta con sus aliados. Si ahondamos en quiénes son los creadores de estas universidades como ha denunciado Adelante Andalucía en el anterior pleno tenemos dos fuentes: la Asociación Católica de Propagandistas, asociación ultracatólica promotora de la CEU Fernando III y la UTAMED promovida por la entidad Sapere Aude Arco Mediterráneo S.L. cuyo capital viene del fondo de inversión (fondo buitre): Grupo PEF1 Mediterráneo Activo Holding S.L. Los mismos fondos buitre que desahuciaron y desahucian a familias en Andalucía hoy quieren desahuciarnos de la universidad pública desahuciándonos a base de hundirnos en precariedad y competencia desigual.
Los que antes especulaban con las viviendas, ahora especulan con el conocimiento y la formación, especulan con el saber y con quien puede o no tener acceso a él. De esta manera, a través de sus universidades privadas, lo hacen accesible únicamente a las élites y no a toda la sociedad, poniendo precio al conocimiento. Así, no velaran por el progreso colectivo, algo que sí asume como deber propio la universidad pública. Poco a poco, en el proceso de privatización, se promueve una academia alejada de la sociedad, al servicio no del interés general, sino del capital y de la Iglesia Católica.
No señores del PP, VOX y patronos de la CEU Fernando III y la UTAMED, el templo del conocimiento no es una universidad privatizada, con las manos atadas. El templo del saber es la universidad pública que no realiza investigaciones según el deseo de las empresas o el credo que las financian, sino al servicio del avance social y el bien común. Y, que sepan, que la defenderemos cada día contra el ataque privatizador. Porque queremos una universidad que deje el fruto de su trabajo en su tierra. Una universidad donde nuestros estudiantes e investigadores no tengan que elegir entre la precariedad o el exilio. Ahora y siempre queremos una UNIVERSIDAD PÚBLICA Y DE CALIDAD.
Investigadora en la Universidad de Sevilla y portavoz de Adelante Andalucía Sevilla.