17 de febrero. Segundo sábado de Carnaval en Cádiz. Son las 21:30 h. Un botellódromo improvisado copa por completo la céntrica Plaza de la Catedral de la capital gaditana. Ese histórico lugar -y muchas de sus callejuelas anexas- que otrora se revestía de agrupaciones cantando su repertorio, ahora yace bajo el jaleo de una macrojuerga. El perfil del individuo medio no es gaditano. Tampoco tiene interés alguno por el Carnaval.
Esta estampa vivida este pasado sábado no es nueva por intramuros de la ciudad de Cádiz. Ya tres días más tarde de la calamitosa jornada, todavía son miles los gaditanos y gaditanas que siguen denunciando lo sucedido, especialmente por redes sociales. Si bien el panorama se ha hecho habitual durante los últimos años en su fiesta grande, en la presente edición roza el esperpento. Solo un par de días antes de este macrobotellón en el centro de la capital, numerosas fueron las agrupaciones callejeras que denunciaron también agresiones, faltas de respeto, masificación absoluta, dificultades para cantar…Un sinfín de anomalías y, ante todo, dinámicas que no son propias del Carnaval de Cádiz y de la forma de disfrute de aquellos y aquellas a las que sí les apasiona esta tradición, que obliga a repensar al Ayuntamiento local nuevas fórmulas de organización de esta.
Dos datos, además, constatan el malestar notificado por componentes de ilegales y del COAC y ciudadanía gaditana en general. Esa noche, precisamente, los servicios de limpieza del Consistorio gaditano recogieron la friolera de 137.880 kilos de residuos. De igual modo, también sorprendió la hilera de decenas de autobuses fletados y dispuestos por la ciudad, especialmente «invadiendo» -como manifestaba un usuario en ‘X’- la avenida de la Salud Pública, que a las 03.00 am se encontraba hasta la bandera de este tipo de vehículos.
Uno de los más críticos a la hora de denunciar lo contemplado y padecido fue el ya célebre autor de comparsas del Concurso Oficial Germán Rendón, cuya agrupación, según confesó, tuvo que «recoger» y «huir de nuestra casa», pese a los «meses de ensayo», a tenor de la aglomeración absolutamente descontrolada de personas, el ruido, la poca educación que recibían para entonar sus letras y el escaso respeto a los códigos de la calle -situarse en lugares con mucho tráfico de transeúntes, empezar a cantar sin pedir la vez a quien ya esperaba, etc.- de agrupaciones callejeras procedentes de fuera de la provincia.
El Consistorio gaditano, por su parte, lamentó públicamente los incidentes sufridos por algunas agrupaciones ilegales durante la pasada semana, en la que vecinos del centro histórico lanzaron cubos de agua y lejía a las agrupaciones mientras actuaban en las calles de madrugada. En este sentido, en la noche del pasado jueves, por ejemplo, la chirigota ‘Los Bacardi’ del Showmancero vio cómo le lanzaban un cubo de agua desde un cuarto piso, en la calle Regimiento de Infantería, que provocó que instrumentos y libreros acabasen totalmente mojadas y que obligó a que uno de los componentes tuviese, incluso, que marcharse completamente empapado. Por su parte, el miércoles, una vecina amenazaba al ‘chiridúo’ (‘Abatar, desavío en el espacio’) con «un martillo», después de interrumpir la actuación con un bafle en La Merced, a medianoche.
Periodista. Magíster en Comunicación Institucional y Política. Pasé por EL PAÍS y Agencia EFE. Codirector de Espacio Andaluz (EA).
