Artículo de opinión de Lázaro Martínez, secretario general de Juventudes Socialistas de Jaén, sobre la carta del presidente Pedro Sánchez pensando su futuro

Había que decir ‘basta’

Da la sensación de que hasta que ha llegado la carta de Pedro Sánchez se nos había olvidado la vorágine y la velocidad con la que transcurre el día a día en la política. Y no solo la velocidad, sino también factores a los que nos hemos acostumbrado como la descalificación, el ataque y la pérdida de las formas.

Con pensarlo tan solo unos minutos, uno se da cuenta de lo triste de la situación. Ha sido la petición de tiempo muerto del presidente del Gobierno lo que nos ha hecho pararnos a ver qué es lo que nos estamos haciendo unos a otros.

La reflexión de Pedro Sánchez debe ser la de todos. La reflexión que nos haga entender que debemos dar lo que esté en nuestras manos para que la política transcurra por otros cauces. España y sus ciudadanos no merecen otra cosa.

La reflexión parte de que Pedro Sánchez lleva sufriendo una crítica deshumanizadora desde hace años. Todos los presidentes socialistas han vivido el ataque de una oposición feroz. Felipe González acusó la voracidad de Aznar. A Zapatero se le tachó de todo, incluso de traicionar a las víctimas de ETA. Pero con Pedro Sánchez la oposición se dirigió desde un principio a la persona, no al proyecto que representa. Y esa es una estrategia burda. Reducir a una sola persona lo que representa un partido centenario como el PSOE ha sido la mejor forma que ha encontrado la derecha de intentar acabar con el gobierno progresista. Pero no les bastará.

Sabiendo eso, tenemos que ser conscientes de que la política española ha entrado en una fase tóxica que no beneficia a nadie. Y seguro que todos tendremos parte de culpa, pero no es descabellado aceptar que desde los entornos de la derecha y la extrema derecha son varias las líneas que se han superado. Envío de cartas con balas, apalear en la calle muñecos de Pedro Sánchez, insultos constantes, descalificaciones, estrategias de deslegitimación… Son muchos los ejemplos con los que podemos constatar que estamos en un punto insostenible.

Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados horas antes de anunciar que se tomaría cinco días para decidir su futuro

El ejercicio de reflexión que ha propuesto estos días el presidente nos convoca a todos para entender que esta atmósfera no beneficia a nadie. Y si beneficia a alguien, es a quien provoca estos escenarios de forma interesada. Bastante denostada está la política como encargarnos de hacer más irrespirable aún su ambiente entre todos.

La política debe ser un espacio amable, donde seguramente los debates sean broncos, de acuerdo, pero donde una persona entre sin tener que priorizar lo que defiende a su familia. Porque con la carta de Pedro Sánchez se vislumbra un problema personal al más alto nivel político. Pero no olvidemos que inevitablemente tiene consecuencias.

Me refiero a la política del día a día. A la política de las pequeñas cosas. La política que tiene rostro, nombre y apellidos.  La política que se hace por ejemplo en los ayuntamientos. Esa política también se ve afectada por cosas como las que estamos hablando y también sufre las consecuencias de un clima envenenado.

Cada cuatro años un grupo de gente se enfrenta a la situación de elaborar una lista municipal para gobernar un ayuntamiento, y esa situación también se ve afectada por la constante dinámica del barro. Ese grupo de gente, cada vez más, verá que es muy difícil sumar gente joven (sobre todo) a un proyecto que conlleva el impagable compromiso de pelear por el bienestar de un determinado grupo de ciudadanos.

Todo ciudadano debería tener, al menos, la opción de estar en política. Esa opción debe ser sana e incluso atractiva. Para que eso sea así, debemos, entre todos, superar la excepcional situación que atraviesa la política española. Depende de todos y todas.

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